XHxay consultas electorales que aclaran situaciones y otras que lejos de hacerlo, añaden aún más complejidad para interpretar determinadas situaciones. De las elecciones vascas, al menos, son 4 grandes conclusiones las que se ponen de relieve.

La primera, y muy lamentable por cierto, es la representación que ETA consigue en el Parlamento de Vitoria nueve escaños, ETA demuestra que con cualquier sigla que se presente, es capaz de movilizar a un porcentaje suficiente de la población vasca para mantener la crispación ciudadana, y aunque nos cueste creer que una sociedad civilizada, ya en el siglo XXI, pueda albergar tantos rencores y odios para mantener este porcentaje, por triste que sea, que lo es mucho, las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran. Vamos pues a continuar con esa desgarradora crispación en Euskadi.

Si ya es de por sí muy mala esta cuestión, peor es aún utilizarla como baza política en el resto del Estado, radicalizando posturas y animando a grupúsculos antisistema a unas nuevas apariciones, cuando los creíamos felizmente enterrados. El PP atraviesa por momentos de gran debilidad, mientras que el socialismo es una fuerza incuestionablemente creciente, pero en un sistema democrático, un solo partido nunca es suficiente, por ello el PSOE debe tener sumo cuidado a la hora de administrar sus victorias y armarse de paciencia ante una derecha que puede bascular rápidamente de una derecha democrática a una derecha nacionalista, que es una cosa muy distinta, aunque se actúe con reglas democráticas.

La segunda cuestión, que era muy importante, ha sido el fracaso del Plan Ibarretxe, pero el análisis de que él plebiscitó su plan, y ha sido derrotado en las urnas al perder cuatro escaños, parece insuficiente, porque esta lectura sería válida si el bloque constitucionalista PSOE--PP hubiese tenido más del 50% de los votos, lo que desgraciadamente no ha sucedido y lo que es aún peor en el 2001 representaban el 41%, y en el 2005, el 39,9% mientras que el bloque soberanista en su conjunto, demócratas y violentos, todos persiguen el mismo fin, alcanzó en el 2001 el 52,8% y en el 2005 son el 53,4% y esto suponiendo la neutralidad a este respecto de EB-IU en el País Vasco, lo que es mucho suponer. Sin duda ha fracasado la versión personalizada en Ibarretxe de su plan soberanista, pero no el soberanismo vasco, y esto es básico tenerlo en cuenta.

La tercera conclusión, es el crecimiento de la abstención, que difícilmente puede entenderse como apatía al proyecto soberanista y mucho más como amedrentamiento de los ciudadanos constitucionalistas. Los soberanistas en valores absolutos pueden haber alcanzado su techo en estas elecciones, al margen de la distribución del voto nuevo, cuyo estudio puede y debe hacerse de manera pormenorizada; pero es en la eliminación del miedo y de sus causas, donde el grupo constitucionalista, tanto socialistas como populares pueden conseguir más votos y francamente la necesidad de conseguirlos es obviamente grande.

La cuarta es la incuestionable victoria del PSOE en Euskadi, son cinco escaños más y un crecimiento del 4,7%, es mucho crecer, e importa mucho administrar bien esta victoria, que en gran parte se obtiene a cuenta del PP, que pierde cuatro diputados y el 5,8% de los votos. La verdad es que hubiera sido deseable el que estas elecciones hubieran evidenciado una traslación de votos del PNV al PSOE, esto no parece que haya ocurrido, ni probable que vaya a ocurrir.

Las elecciones vascas tienen una repercusión compleja en la política nacional, y de lo que hagan los socialistas vascos y consienta el propio Zapatero , pueden depender, para lo bueno y para lo malo, los resultados de las futuras elecciones generales. Es una pena que esto sea así, pero lo es.

*Ingeniero y director generalde Desarrollo Rural del MAPA