TLto importante es que el Gobierno no se haga un lío con tanta controversia y tantas críticas, unas razonables y otras estúpidas. La acusación de electoralismo contra el programa social y contra las iniciativas, algunas sorprendentes, no deja de ser un poco idiota.

Ahora faltan seis meses para las elecciones, pero hace al menos otros seis, por no decir que desde el comienzo de la legislatura, que el Gobierno de Zapatero está siendo acusado de electoralismo. Pero vamos a ver, las legislaturas son muy cortas, cuatro años no es nada, y si los Gobiernos se andan con remilgos, se les va el tiempo y no hacen nada. No, lo que hay que hacer es cumplir las leyes en materia de propaganda electoral, pero eso ocurre muy cerca de los comicios. El resto del tiempo los Gobiernos tienen que estar proponiendo planes y tomando decisiones sin descanso. Si los planes y las decisiones son buenos, se les puede tildar de electoralistas, ¿y qué? Supongo que es legítimo trabajar por el bien del país y al mismo tiempo intentar ganar las siguientes elecciones.

Es lo que hacen todos los Gobiernos, dentro o fuera de España, pues además lo contrario sería de más tontos que el que asó la manteca. El quid está en que tanto los programas como su intencionalidad electoralista hay que hacerlos con elegancia, con fineza, con verdad y sin tratar a los españoles como fatales destinatarios de las grandes tomaduras de pelo.

Este Gobierno ha dejado muy claro que tiene una sensibilidad social muy superior a la de cualesquiera de sus predecesores. Que luego esa sensibilidad la exprese con mayor o menor acierto, eso es otra cosa, eso es lo que hay que discutir, dentro y fuera del Parlamento, pero nunca mediante las ridículas descalificaciones que estamos viendo por parte de aquellos que jamás han sabido lo que era una política social que mereciera tal nombre. Que hay discusiones entre los ministros del gasto y el ministro de la contención, pues evidente, no podría ser de otra manera: no pasa nada, hay que organizar aquello que aparezca con cierto desorden y explicarlo bien a la ciudadanía. Y punto.