El domingo del inicio de la desescalada en su fase menos cero, Manuel Castells exaltaba la alegría de volver a escuchar a los niños en libertad y auguraba un futuro en el que deberemos haber aprendido a arrojar a las tinieblas a los culpables de la pandemia y encarar un futuro en el que seremos más felices, solidarios y pobres. Porque ¿qué importa el dinero si nos garantizan un ingreso mínimo?

Una, liberal sin complejos, no entiende muchas cosas. Entre ellas por qué un gobierno de gestión técnica oscura --¡y qué si Trump lo ha hecho peor!-- confunde no apoyar su estado de alarma con una amenaza mortal y no respeta el libre ejercicio de la oposición en democracia. Ni por qué la misma Ley mordaza es malísima cuando gobierna el PP y salvadora si lo hace el PSOE. Tampoco por qué es peligrosísimo Orban con su mando único, ¡qué peste el hombre! pero hay que apoyar a Sánchez si lo pide. Ni por qué la caridad de la Iglesia o la de Amancio Ortega es envilecedora pero la caridad del Estado, o más bien el despilfarro que ya lo tiene en la ruina, es la panacea.

Lo que una sí sabe es que por mucho que Quevedo satirizara el dinero, ese poderoso caballero no solo garantiza el mínimo vital, sino la independencia de criterio y la libertad. El dinero da autonomía y ese sí que empodera. Y saber que una trabajando libremente puede conseguirlo gracias a su talento y dedicación, su formación y la igualdad de oportunidades, es lo que marca la diferencia entre un ciudadano libre y uno atemorizado que obedece, recibe una paga y se calla porque peligra su sustento.

Nueva normalidad, empresas en las que el Estado interviene, ayudas públicas por encima de la capacidad de unas arcas en ruina, promesas de un papá cuidadoso que no abandonará a nadie como siempre hacen los malvados de la derecha y si eso es ideología esta es la buena. Yo no quiero eso. Quiero libertad para trabajar hasta donde me llame mi ambición sana y mi vocación. En cuanto las garantías sanitarias que incluyen test masivos y rastreo de contagios lo permitan. Y eso sí que tiene que garantizarlo el gobierno.

*Profesora.