Emilio Serrano (Malpartida de Plasencia, 1945) está viendo cómo se derrumba ante sus ojos Himexsa Tecnoagua, el grupo empresarial que preside y uno de los que hasta hace pocos años tenía un mayor potencial de crecimiento en Extremadura. Este empresario, de quien siempre se ha destacado su capacidad de trabajo y su responsabilidad ante los empleados, vive probablemente sus momentos más amargos al ver que 60 de sus 202 operarios han perdido el empleo y que sobre el resto pende la espada de Damocles.

Serrano es el quinto de seis hermanos de una familia humilde de agricultores y empezó a trabajar con sólo 12 años. Tras su paso por varios talleres mecánicos, en 1978 fundó con otros dos socios Himexsa después de iniciarse en la fabricación y montaje de equipos de calderería. Así surgió el embrión del que años más tarde sería GHT, un hólding de ingeniería, construcción y gestión de depuradoras.

Si se pregunta en el sector qué ha podido pasar para que un grupo saneado y bien posicionado camine al desastre, rápidamente se obtienen respuestas. La labor del José Ignacio Martínez Trujillo como director general no parece que haya llevado a GHT al lugar que le corresponde. El fracaso de una venta a Corsán-Corviam y el paso del tiempo han minado la paciencia de la plantilla y en parte la buena imagen que ésta tenía de Serrano.