El otro día, en una entrevista concedida a la agencia Efe, un maquilladísimo y susurrante Pedro Sánchez nos revelaba que empatiza con los extremeños, a propósito de las esperpénticas situaciones que se están viviendo en los trenes que circulan por nuestra región. Y ahí dejó el tema. Porque, a continuación, no concretó en qué se traduciría esa empatía. Es decir, que tiró de manual, ahuecó la voz, usó el palabro de libro de autoayuda y, después, se quedó tan pancho. Vamos, que ni se despeinó ese mechón cano que luce en el flequillo, y que cada vez parece más tintando y menos natural (o sea: como su empatía, que pinta de todo menos sincera).

Está claro que nuestra desgracia, en el plano ferroviario, es de una dimensión descomunal. Porque el tiempo transcurre, y las falsas promesas y palabras vanas, a fuer de repetitivas, ya no consuelan a nadie. Quizá el problema estribe en que, a nivel nacional, nuestra región no tiene demasiado peso político real. Es decir, que los diputados que aportamos al parlamento son pocos. Y que, además, como todos son miembros de formaciones de ámbito nacional, nadie se sale del redil si los de arriba marcan el camino. O sea, que no tenemos quién nos defienda, porque los diputados votan lo que les dicen los de su bancada con los deditos. Y, bueno, porque, luego, están el presidente de la Junta y sus consejeros, que son pastueños corderitos frente a los de sus mismas siglas.

Lo cierto es que los acontecimientos han tomado un cariz que impide a cualquiera, con un mínimo de dignidad, mostrarse satisfecho con una meras declaraciones, o con los consiguientes compromisos nebulosos. Porque las licitaciones que promete Ábalos no son más que papel mojado: un cheque sin firma ni avalista. Mientras que los billetes crujientes, los de verdad, serán los que desembocarán, de nuevo, en las manos de un puñado de cafres separatistas. Simplemente, porque Sánchez quiere seguir en La Moncloa a cualquier precio. Y el precio es el que fijan los secesionistas. Pero que nadie se altere ni preocupe, porque Pedro Sánchez dice que empatiza con los extremeños.