Una de las alegrías de este verano ha sido leer la obra de Fernando Serrano Mangas , amigo e investigador de primera, El secreto de los Peñaranda , obra dedicada a esclarecer el origen de los libros encontrados en Barcarrota y que alguien denominó La biblioteca de Barcarrota . Además del interés por conocer ese secreto, lo que me ha atrapado de ese libro ha sido el empeño de Serrano , su insistencia, su tenacidad a la hora de buscar, de meterse entre legajos, libros de parroquias, archivos y documentos. Ese empeño que define al verdadero investigador, es, sin duda, un elemento que no deberíamos ocultar. Serrano tiene una deuda con los lectores de toda edad pero especialmente con los más jóvenes. Tiene que escribir otra obra en la que nos narre el proceso, el día a día, los pasos que ha dado para llegar a descifrar el secreto y, sobre todo, las sensaciones, ese fluir de adrenalina que recorre a quien está a punto de dar con la tecla, que le abandona cuando todos los caminos parecen cerrarse, que rebrota ante un mínimo destello, que le da olfato, que le excita la imaginación, que le hace osado para adentrarse por vías increíbles, y que, al final, le gratifica cuando el resultado se plasma como él lo ha hecho.

Fernando Serrano dedica su obra a su hija. Y sabe por qué lo hace. Y sé que esa dedicatoria es un símbolo para muchos jóvenes. Claro que tenemos alternativas para eliminar la fácil atracción de las drogas entre nuestra juventud. No existe droga como ésta, como la que te ofrece la posibilidad de vivir en el hermoso vértigo de la investigación y la creatividad. Si pudiéramos convertirnos en camellos de ella... del empeño...

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala