TNto estamos para gestionar clubes de fútbol". Afirmación sensata del portavoz de gobierno de la Generalitat valenciana que, lamentablemente, llega tarde. Ya han pagado casi cinco millones de euros en concepto de intereses porque se les ocurrió convertirse en avalistas del Valencia. De entre todo lo que está mal gestionado (a parte del propio gobierno de la comunidad valenciana) brillan con fortísima luz propia, como soles en el universo, los clubes de fútbol. Solo a un insensato se le ocurriría avalarlos, y menos cuando ya arreciaba la crisis. Pero no solo al equipo de la ciudad del Turia, sino que también al Hércules y al Elche.

El insensato (por decir algo) fue Camps que pensó que los bancos estaban a su servicio. Así les fueron las cosas a las entidades de su ámbito territorial y a la sociedad con la que se había comprometido cuando juró cumplir fielmente las obligaciones del cargo. Decía el señor de los trajes que la comunidad que presidía era "líder en España y Europa, referencia de inversión productiva, apostando por la educación, la sanidad y las políticas sociales, e invirtiendo en infraestructuras más o menos grandes" ¿Más o menos? megalómanas diría yo: un aeropuerto sin aviones pero con estatua, la Ciudad de la Luz o Terra Mítica, y proyectos ruinosos como el gran premio de Fórmula 1. "Inversiones improductivas" y onerosas. El final lo conocemos: corrupción y bancarrota mientras la educación, la sanidad y las políticas sociales se iban al garete.

Desvergüenza. Llaman al fondo español de rescate, privatizan lo público y pagan deuda privada, la del club Ché con el que se comprometieron financieramente porque el espectáculo debía de continuar mientras ellos se dedicaban a "otras" cosas, cual emperadores romanos, manteniendo al pueblo distraído de los problemas y de la incapacidad de sus dirigentes.