TLta historia del poder político es, hasta bien entrado el siglo XX, la historia de los grupos privilegiados de la sociedad, de la nobleza primero y luego de la burguesía enriquecida, a la que seguiría la burguesía pudiente e ilustrada. Pero siempre, alejada de los intereses de la mayoría, del pueblo silenciado, oprimido, explotado, controlado por esa minoría manipuladora y cruel.

Ese poder se manifestaba en todos los ámbitos de la vida, y entre ellos en la posibilidad de ocupar y dar empleos de privilegio, colocaciones apetecibles. O incluso pequeñas ocupaciones, que fueron seña de identidad del caciquismo omnipresente en España hasta la II República y luego vuelto a instaurarse con el franquismo. Es decir, signo, santo y seña de la derecha, conservadora o liberal, reconocida o camuflada de centro .

Por eso, porque se reconocen a sí mismos, ahora tratan de acusar siempre que pueden, y sin poder también, a los partidos de izquierda de practicar el enchufismo . Que no existen razones objetivas para fundamentarlo, no les importa: difama que algo queda, se dirán. Y se agarran al clavo ardiendo de algún caso aislado para intentar dar la sensación de que es lo más corriente en la izquierda a la que combaten con todas las artes, malas o buenas.

Esa derecha, ese centro simulado, debería mirarse en sus espejos históricos y también actuales antes de gallear, antes de seguir como siempre: atribuyendo a los demás generalizadamente lo que es su patrimonio de abusos políticos de poder.

*Historiador