El Gobierno ha anunciado algunos cambios tributarios que supondrán un aumento de los ingresos de casi 4.700 millones anuales cuando estén totalmente en marcha. El más significativo de ellos consiste en la eliminación de ciertas desgravaciones fiscales que hacen que algunas grandes empresas paguen el 5% de sus beneficios como impuesto de sociedades cuando el tipo nominal que les toca es el 30%. Los incrementos del impuesto sobre el tabaco y el alcohol aportarán casi el 20% de esa mejora de la recaudación si el consumo se mantiene en sus niveles actuales. En los cigarrillos afectarán sobre todo a las labores de picadura, en las que se han refugiado los fumadores con menos poder adquisitivo tras las últimas subidas. En lo que se refiere al alcohol, la cerveza y el vino quedan exentos del 10% adicional.

En general, se trata de un paquete de medidas que ya estaba dibujado en el plan de estabilidad y que no se atiene a pies juntillas a las recomendaciones de Bruselas, que había reclamado un encarecimiento del IVA así como el incremento de los impuestos especiales que gravan los carburantes.