TEts poco probable que el Consejo de Seguridad de la ONU dé marcha atrás y anule la resolución en la que se responsabiliza a ETA por la masacre de Madrid. Aunque ganas no les falten a países como Rusia y Alemania, molestos por la encerrona en que les metió el Gobierno español, cuya ministra de Exteriores presionó telefónicamente al embajador Inocencio Arias una decena de veces para que sacara adelante un texto impropio. El mismo embajador que, por cierto, Ana Palacio castigó sin vacaciones cuando se atrevió a comentar las consecuencias que tendría si se demostrase que Sadam no tenía armas de destrucción masiva. La anécdota debe servir para que quienes dirigen la diplomacia se abstengan de utilizarla a su conveniencia. Convendría habilitar normas para evitar tales excesos, aunque quienes los inspiraron no estén ya al mando. Por si acaso.

*Periodista.