TLta situación del partido popular en Extremadura manifiesta una progresiva e imparable degradación, consecuencia de la absoluta desconexión entre la actual dirección y la base del partido; no ya tanto en relación a la base social, sin duda perdida y desconcertada, como al colectivo de militantes y afines que, ubicados en niveles intermedios-altos de la vida profesional y política de la comunidad, se encuentran preteridos, cuando deberían ser los que verdaderamente actuaran como modelos de identificación del canon político que representa el PP.En este contexto, cuando todas las fuerzas ideológicamente afines deberían converger hacia el objetivo de las próximas elecciones, la realidad es que se oponen entre sí (incluso de forma beligerante) y el desánimo y la apatía inunda colectivos y personas que podrían y deberían trabajar por el Partido Popular.

Extremadura no es de izquierdas, el problema es que no existe un proyecto real, sólido, bien asentado, que suponga una verdadera alternativa a la tradicional hegemonía socialista. No basta arroparse con la calidad que representan las siglas del PP a nivel nacional. La mercadotecnia puede presentar un producto de manera magnífica, el papel todo lo soporta y la confianza en determinadas personas puede ser incluso heroica, pero en política un producto inadecuado sólo se sostiene durante un periodo corto o medio, padeciéndose sus efectos negativos en términos de confianza y apoyo social a más largo plazo. Y es que la sociedad inmediatamente advierte su fragilidad y lo expulsa o lo castiga, como es el caso.

El PP extremeño, antes de entrar en el actual proceso de progresiva pérdida de apoyo, había obtenido muy buenos resultados que, en el caso de haberse mantenido e incrementado, es muy posible que ahora el escenario político de la comunidad fuera bien distinto. Baste comparar la situación a nivel municipal de hace unos años a la de ahora, destacando el serio aviso recibido en Badajoz y la pérdida de alcaldías como Cáceres, Mérida, Zafra, Almendralejo, Villanueva y Plasencia entre otras.

La sociedad extremeña ha advertido que el PP no es alternativa real, no ilusiona, no conecta y ello fundamentalmente debido a la existencia de algunos dirigentes que actúan más en clave de congreso interno que en clave de auténtico partido de oposición como rol de trabajo para el triunfo electoral. Estos dirigentes se les ve como lo que son, la cúpula de un partido que están ahí fruto de las contingencias de un congreso muy especial, pero no se les identifica como líderes sociales ya que su vínculo con la sociedad es prácticamente inexistente.

En el futuro se debe sumar y no restar. El partido tiene que estar abierto a personas e ideas, lo cual no es incompatible con su necesaria organización y jerarquía, pero no se debe por principio excluir y tomar su estructura y los cargos que la integran como una especie de trinchera que debe mantenerse a cualquier precio.

Es precisoo que el partido tome rumbo, no puede estar como ahora al pairo o incluso haciendo seguidismo al PSOE, ya que eso no hace sino abrir más la fisura generada por la actual dirección regional, hipotecar las decisiones que en el futuro se pudieran adoptar, y presentar ante la sociedad un partido sin aptitud de oposición y mucho menos de gobierno.

*Abogada y exdiputada del PPen el Congreso.