TEtn los próximos días la ciudad de Valencia será sede del V Encuentro Mundial de las Familias, un acontecimiento que marcará un hito en el papado de Benedicto XVI, y habrá de servir para debatir y reflexionar sobre la situación actual en la que se encuentran los valores y potencialidades que se encierran en torno a este elemento de parentesco y unidad.

Siempre he defendido la cohesión y la identidad específica del entorno familiar como elemento de estabilidad emocional, generacional y social. Se trata de un pequeño territorio de humanidad donde es posible potenciar los valores más escasos en el mundo actual, fortalecer las conductas más adecuadas y reprochar las más perversas, donde es posible enseñar a respetar y a tolerar a nuestros semejantes y desde donde hemos de comenzar a crecer y forjarnos como personas. Se trata pues de la mejor de las escuelas posibles y por tanto, un importante campo de trabajo en el que hay que invertir desde cualquier gobierno que tenga visión de futuro y que reconozca que, es aquí donde se sostiene el futuro de cualquier pueblo. La apuesta por la consolidación y potenciación del entorno familiar ha de formar parte de las estrategias y políticas sociales de este país, máxime cuando existe un nuevo escenario y nuevas oportunidades ligadas a la aprobación de leyes hasta hace poco impensables.

Los medios de comunicación nos mostraran como la Iglesia está muy viva, como existe una especie de energía que congrega a miles de personas en pro de una misma idea y de una misma filosofía, y como a pesar de la crisis que se pretende instaurar en derredor de ella, existe un fuerte lazo emocional y espiritual que la mantiene unida y que no nos vendría nada mal para aprender y caminar hacia el futuro, quizá con otras, pero con un fondo similar. felipe.sanchez.barba@extremadura.es