Nunca imaginó el PSOE extremeño que estas elecciones autonómicas se le iban a poner tan de cara, que el viento que llegara de Madrid fuera tan favorable para ellos y, por contra, tan malo para sus contrincantes. Hace unos meses, en plena ebullición del conflicto catalán, algunos dirigentes socialistas resoplaban cuando veían determinados gestos de Pedro Sánchez para con los independentistas. No digo nada cuando ganó la moción de censura con su apoyo y el «okupa» (como lo denominaban entonces desde el PP) se instaló en la Moncloa. O incluso mucho antes cuando, hace ahora justo dos años, el partido tuvo que pasar por una guerra fratricida por el liderazgo de la secretaría general. Sin embargo, todo cambió con las elecciones en Andalucía. Esos comicios autonómicos marcaron un punto de inflexión. Fueron muy negativos para los socialistas del sur con la suma de las tres derechas, pero muy positivos para el resto. La formación de un gobierno regional del PP y Cs con el apoyo de Vox, sumado a la foto de Colón, trajo consigo una movilización de la izquierda sin precedentes y una división como nunca de la derecha. Resultado: el ascenso de Pedro Sánchez y la victoria electoral del PSOE en las elecciones generales de hace dos semanas.

Y aquí estamos ahora para el arranque de las autonómicas. La encuesta que hoy publica este periódico marca claramente esa tendencia. El trabajo de campo se llevó a cabo entre el 29 de abril al 6 de mayo, lo cual quiere decir que recoge el fervor o la depresión de cada uno de los partidos en sus votantes. ‘La foto’ que muestra, digámoslo así, resulta bastante descriptiva de ese momento. Entran cinco partidos (y no cuatro como hasta ahora) en la Asamblea de Extremadura, lo que trastoca el reparto de diputados y nadie alcanza la cifra mágica de 33 diputados que supone la mayoría absoluta en nuestra Comunidad.

El PSOE ganaría las elecciones del 26-M, con hasta un 44% de los votos, alcanzando los 28 o 30 diputados (actualmente tiene 30). El PP sufriría un descalabro muy importante dejándose por el camino 15 puntos porcentuales con respecto a los comicios de 2015 y situándose en 14-16 escaños (ahora tiene 28). Cs subiría hasta el 13% (casi 9 puntos más) cosechando 8-10 diputados (ahora tiene 1) y Vox lograría una representación del 10% irrumpiendo la extrema derecha en la Cámara extremeña con 5-7 diputados.

El quinto partido en liza sería Podemos, que lograría el 10,1% de los apoyos y podría cosechar entre 5 y 6 diputados (ahora tiene 6). La formación morada liderada ahora por Irene de Miguel bajaría con su marca si se establece una comparativa con el resultado de las últimas elecciones regionales de 2015, pero muy al contrario crece hasta 2 puntos al concurrir en coalición con Izquierda Unida. La formación izquierdista cabe recordar que en los pasados comicios alcanzó el 4,24% de los votos, pero como no llegó al 5% que da derecho a representación en nuestra Comunidad, se quedó fuera del reparto de escaños.

Si se cumpliera este pronóstico tendríamos que ir a un gobierno de coalición o un pacto de legislatura. El PSOE podría sumar con Podemos tanto en su resultado mejor (30+6) como en su resultado peor (28+5). Pero también con Cs (28+8), lo cual deja el campo muy abierto a Guillermo Fernández Vara para revalidar su gobierno. La opción andaluza de suma de las tres derechas solo sería posible si los tres partidos alcanzaran el máximo de representación que les otorga la muestra demoscópica: 16+10+7=33.

Siempre digo que una encuesta es un retrato de la realidad social en un momento determinado. Quiero constatar con ello que quedan aún dos semanas para las urnas, donde los votantes deben decidir si se confirman las tendencias de las elecciones generales pasadas (y en consecuencia lo que refleja esta encuesta hecha días más tarde) o, por el contrario, cambian de opinión. Solo un ejemplo: el voto más inestable o volátil es el de Vox. Si bajara dos, tres o cuatro puntos, el PP subiría con creces, pero si cayera más de 5 puntos y no entrara en el reparto de escaños, el gran beneficiado sería el PSOE al ser la fuerza más votada. Cosas de la ley D’hont.

Hay pelea y quince días de ardua batalla dan para mucho. Se prevé una campaña intensa a pesar de ser la segunda en menos de un mes. Cada día que pasa suma o resta votos y eso hace que todos los partidos estén en tensión. Se la juegan para 4 años de gobierno u oposición. Total nada.