Escritor

El último en saber que está enfermo es el enfermo mismo. Hay varias clases. Moliere escribió sobre uno genial, que es el enfermo imaginario. Cree padecer todas las enfermedades. Ve a un amigo tomar un Desenfriol y él se toma dos. Si le preguntas por qué, tiene respuesta:

--Nunca se sabe.

El enfermo imaginario es el más simpático, y probablemente el más sutil. Junto a este enfermo, el otro extremo es el que no sabe que es un enfermo peligroso, y que su líbido la tiene desviada. Este tipo de enfermos suelen tener buena presencia, aunque los oyes hablar y proceden de una educación primaria; gran número de ellos han pasado por la enseñanza, el seminario o por el ejército, en calidad de chusqueros, y suelen afanarse en tareas aparentemente humanitarias, y lo que es peor, en las culturales. A la llamada de la cultura ha llegado una caterva de indocumentados muy peligrosos, pero con Hitler o Goebbels pasó algo de lo mismo. El caso de Hitler venía rebotado de una escuela de pintura, que de haber mínimamente gozado del menor éxito, jamás se le hubiera ocurrido lo que posteriormente se le ocurrió, apoyado en un enfermo tan peligroso como Goebbels, capaces de darle a la cultura un cariz siniestro, todo ello envuelto en celofán. Yo espero que cuando el consejero de Cultura, Paco Muñoz, se retire pasado el cuarto de siglo, se goce en dar a la imprenta un libro con todos estos personajes de los que debe tener una preciada galería. Su paciencia, su labor de confesor y amigo, el haber escuchado y visto tanta barbaridad enfermiza, quizá dé lugar a un libro histórico. La cultura no se obtiene porque sí. Es un largo proceso, sobre todo de equilibrio a la que muchos son llamados y pocos los verdaderos. La cultura da flexibilidad. Es decir: la cultura no tiene nada que ver con una decisión judicial. Son incompatibles.

Y hablando de enfermos, hay que felicitar a Guillermo Fernández Vara y a su equipo. Lo están haciendo de dulce. Las listas de espera bajan a velocidad de vértigo; la relación con la clase médica me cuentan que es transparente tirando a cristalina. Quizá sea cierto que está llamado para altas empresas.