En democracia, lo suyo es votar, aunque un gran diario preguntara hace poco si nos parece que votamos demasiado. Mucho peor sería no poder hacerlo, claro, porque este derecho que para los jovencitos españoles parece tan obvio no siempre lo fue antes de 1978. Y, por ejemplo, las mujeres no votaban en prósperas y civilizadas democracias como Suiza hasta el año 1971. Y en los EEUU, no se eliminó la discriminación efectiva a los afroamericanos hasta 1965. Por eso unos comicios deberían ser una fiesta de la libertad.

Nos enfrentamos en dos meses a un maratón electoral que se abre en abril y culmina en mayo. Esencial y trascendente esta vez como pocas, aunque caro y cansino. Porque además estas elecciones guardan un regusto amargo insólito. Siempre ha habido enfrentamientos, mentirijillas o bulos en las confrontaciones democráticas anteriores, pero lo nuevo aquí es este clima de crispación no entre los distintos partidos rivales, con doberman o sin él, sino entre facciones dentro de los grupos políticos. Clima fratricida casi, no se sabe si favorecido por las primarias, el cuestionamiento populista de la democracia representativa, que tanto costó conseguir, las ambiciones desmedidas o la poca altura política de los ídem.

Vean, si no, a los independentistas enfrentados y abducidos por el campeón de las fake, cuyo único programa es el bloqueo en el Estado y en Cataluña. Vean a Podemos, desgarrado entre la pareja dirigente, Errejón y los contra, plagado de deserciones y recriminaciones.

Vean a Ciudadanos, con primarias cuestionadas, pululando de tránsfugas, no solo en Castilla y León, sino ahora también en Murcia y con acusaciones de pucherazo interno, que ya es el colmo del caciquismo. Vean al PP, abandonado por los sorayistas, sangrando por huecos ilustres. Y vean al PSOE, a la cabeza en las encuestas, sí, pero con todos esos ministros impuestos donde no les quieren y tanto insulto, desprecio y purga a disidentes.

Tal vez por eso tanto votante no tiene todavía claro su voto. Y es que cada vez parece más difícil acertar.