Estos tiempos aciagos que vamos abandonando entre amenazas de vuelta atrás si no somos obedientes han tenido también su parte positiva. Y como el Periódico Extremadura con generosidad le permite a una compartir no ya sus opiniones sino también sus cuitas y alegrías, les agradece de antemano su indulgencia.

Esta humilde impertinente ha aprendido, eso sí a marchas forzadas como muchísimos otros docentes, a manejarse con soltura en los medios digitales, a usar con eficacia Clasroom, e incluso y, lo que parecía casi imposible a utilizar Zoom, no ya como invitada a una reunión, sino a ejercer de hospedador, horrenda palabra, por cierto, pero pasemos de lo accesorio. Y ha aprendido también que nada puede sustituir el cara a cara, pero que este contacto digital ha suavizado en gran medida la brecha y la distancia y ha hecho emerger en muchos alumnos- no en todos, la verdad y sería ceguera ingenua afirmarlo-, la responsabilidad del trabajo diario y una madurez insospechada en quienes la vida de modo muy injusto ha enfrentado a una calamidad inédita demasiado jóvenes.

Ha aprendido no a hacer pan (desconfíen de las recetas por internet, que ese alimento esencial y sabrososolo es accesible a los verdaderamente sabios), pero sí a elaborar un notable bizcocho de kiwi. Y a rebozar los calamares y el pescado con una mezcla de huevo, harina y cerveza que los deja con un toque absolutamente profesional.

Ha aprendido a coser mascarillas caseras con espacio para filtro, de tal modo que se logra una protección altísima si en él se introduce papel de cocina y un salvaslip.

Ha aprendido, además, que la vida en familia relaja, pero que la seguridad de un hogar feliz no mitiga la angustia por el dolor de todo un país doliente.

No ha aprendido en cambio a aceptar las informaciones contradictorias ni la opacidad de las autoridades. Ni por qué se permite un entierro multitudinario mientras el resto llora aún a sus muertos en soledad. Ni por qué la cruz gamada con razón está prohibida y la hoz y el martillo no. Ni tampoco ha aprendido ni quiere aprender a aceptar los escraches.

* Profesora