WPw an para hoy y hambre para mañana. El Gobierno británico hizo público el lunes un informe que analiza por primera vez en profundidad las consecuencias económicas de seguir emitiendo a la atmósfera dióxido de carbono como hasta ahora, sin control por parte de algunos países y con las tímidas limitaciones del protocolo de Kioto por parte de otros. El recalentamiento de la atmósfera que acarrean las emisiones de ese gas está propiciando cambios climáticos en nuestro planeta que, si no se pone remedio, a medio plazo afectarán muy negativamente las cosechas; elevarán el nivel de los océanos, anegando amplias zonas costeras, y contribuirán a agravar los procesos de extinción de especies, entre otras consecuencias. Todo esto se sabía gracias a los detallados estudios efectuados por centenares de científicos coordinados por la ONU. Lo que aporta el informe presentado por Blair es que esas desgracias llevarán aparejada una reducción de la riqueza mundial de entre el 5% y el 20% durante décadas. "Y este desastre no está previsto que pase en un futuro de ciencia-ficción, sino durante nuestras vidas", precisó el ´premier´. El mismo informe calcula que la necesaria reducción de las emisiones de dióxido de carbono precisa de inversiones ingentes: el 1% del PIB mundial de forma sostenida. Es una cantidad de dinero enorme, pero muy por debajo de la ruina que se trata de evitar. Los escépticos critican que los estudios prospectivos tienen grandes márgenes de error, y no les falta razón. Pero alertan a los gobiernos para que pasen a la acción. Ahorrar ahora puede resultar carísimo en un tiempo, durante nuestras vidas.