La decisión de la junta directiva del Fútbol Club Barcelona de impedir el acceso al Camp Nou de los menores de 7 años sin entrada parece la mejor ilustración de aquella famosa premisa referida a los porteros de fútbol: la primera obligación del guardameta es no meter dentro del terreno de juego una pelota que iba fuera; es decir, no hay que crear problemas donde no los hay. Es cierto que la legislación (una ley del 2007 y un decreto del 2010) establece que estos menores no pueden entrar en un recinto futbolístico sin una localidad asignada (y así lo aplican muchos clubs), pero también lo es que desde entonces el Barça ha hecho más caso a una tradición de años que no a esas disposiciones legales. En palabras del presidente Sandro Rosell y del directivo Toni Freixa , se persigue evitar riesgos por sobreaforamiento en la perspectiva de un clásico Barça- Madrid que se jugará a las seis de la tarde, pero con la voluntad de hacer efectiva la prohibición en todos los partidos. ¿Por qué entonces la directiva no comunicó esta decisión en la reciente asamblea?