Las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) del 2009 no son nada positivas. En efecto, en el conjunto de España la crisis destruyó 1.250.000 empleos tras los 620.000 del año anterior. Y en el 2009 hubo 1,1 millones de parados más, cifra solo algo inferior a los 1,28 millones del 2008. Y dos datos más incitan a la preocupación. El número de familias con todos sus miembros en paro creció en 392.000, hasta los 1,22 millones. Y la tasa de paro alcanzó el 18,8%, 10 puntos más que hace dos años, al inicio de la crisis, pero el paro en la población extranjera es 11 puntos superior, el 29,70%. Casi uno de cada tres.

Son cifras inapelables y, sin embargo, la realidad no es tan dura porque se comprueba que la tendencia empieza a corregirse. Hay una reducción en la destrucción de empleo y una ralentización del aumento del paro. En el último trimestre del 2008 se perdieron 490.000 empleos, mientras que en el mismo periodo del 2009 la destrucción bajó a 224.000 puestos de trabajo. Se ve que la máxima caída del empleo se produjo en el último trimestre del 2008 y el primero del 2009. Y la tendencia es la misma en el paro. En el último trimestre del 2008 hubo 609.000 parados más, cifra que en el 2009 se redujo a 203.000. Una tercera parte.

No hay duda de que la crisis ha tenido graves consecuencias. Hemos llegado a los 4,3 millones de parados. Dato horrible, aunque ciertamente mejor que los cinco millones que vaticinaba el PP. Pero la EPA también demuestra que lo peor de la crisis ya ha pasado y que hay una tendencia a la corrección en las cifras de empleo y paro. El problema es que, aunque con mayor suavidad, siguen empeorando y todavía no hemos llegado al punto de inflexión. De hecho, el Gobierno no descarta que a lo largo de este año alcance el 20%, 1,2 puntos mas que ahora.

Este análisis también valdría, en términos generales, para Extremadura. La región ha cerrado 2009 con 16.000 parados más que en el año anterior, alcanzando a 102.800 el número de desempleados, un 21,2% de la población activa. Es cierto que el crecimiento del paro el año pasado, en número de personas, es ligeramente menor que el habido en el 2008; que Extremadura ya no es, ni mucho menos, la región que encabeza la triste clasificación del porcentaje de paro, puesto que por delante de ella hay cuatro; que en el último trimestre del año ha habido datos que indicaban que habían disminuido el número de personas apuntadas al INEM; y que, además, el incremento del desempleo en la región a lo largo del año fue el menor de España: la mitad que en el conjunto nacional. Son datos que atemperan la crudeza de las cifras, pero no la evitan: que una de cada cinco personas en edad de trabajar no lo haga es un drama social que arrasa con la confianza en el futuro mas irreductible. Sobre todo si, además, entre los que con mayor rigor están sufriendo esta situación son precisamente los que aspiran a encontrar su primer empleo. CCOO ha propuesto revisar los planes de empleo e impulso empresarial suscritos por la Junta y los agentes sociales. Incluso pretende que se les dé una vuelta, como un calcetín , como si esos planes, impulsados por todos, ahora resulta que no han tenido resultados prácticos. Dar un volantazo, como quiere el sindicato, muestra que no hay soluciones mágicas y que el problema del paro supera a todos.