Es posible que solo fuera el deporte el camino que le quedaba a España, para ser grande, una vez más? Pues sí. Y si no, ahí tenéis a Nadal , Gasol y Contador . Tres gigantes españoles, que están proclamando,"urbi et orbi", que España, que siempre fue grande en muchas cosas, vuelve por sus fueros. Un tridente imbatible, que, unida la epopeya que acaba de alcanzar nuestra selección de fútbol, han aportado a todos los españoles un vendaval de aire fresco que ha aliviado mucho nuestra ya crítica situación anímica. Un vendaval de optimismo, que vuelve a fortalecer la musculatura de una nación que corría serio peligro de quedar orillada en la oscura cuneta de los segundones.

Un vendaval de energía que vuelve a tensar la fibra de un pueblo que, de un tiempo a esta parte, agotaba sus fuerzas en banderías políticas. Pero el 7 de julio, de 2010, en encuentro memorable, estallaba el clamor de un soberbio gol, asombrando a los cinco continentes, porque el siempre poderoso bastión de Alemania era derrotado por nuestros bravos muchachos vestidos con librea roja.

Era una nueva epopeya del mejor fútbol español, que ha sabido ahormar Vicente del Bosque , ese hombre fornido, de arboladura física cual roble extremeño, que sabe conducir sabiamente a sus muchachos. Que supieron triunfar, uniendo a la furia de los Zarra , Gento y Marcelino , Butragueño y Pirri , la bella geometría, calculada y primorosa, de su fútbol, cuajado en la cabeza, de larga melena, de Puyol , con un gol de antología, que perforó las mallas germánicas. Un gol de oro, que dibujó una rotunda victoria para esa ya mítica "Roja", aunque a expensas de la última batalla de hoy, que, sin duda, volverá a ganar España si sigue realizando un fútbol con furia, fuerza, pasión, más esa geometría de pases limpios y toque perfecto. A la misma Alemania, por boca de su entrenador, Joachim Löw , le gustaría que ganásemos a la Holanda del tulipán, para poder decir que ella misma fue vencida por el mejor equipo del mundo.

La reina Sofía y los príncipes están en Durban, a la espera de contemplar que España escriba la página más grande de nuestra historia futbolística. Mientras tanto, los ejércitos residen en sus campamentos, velando armas, ante la conquista de la Copa del Mundo (bella utopía para nosotros, hace unos años), que ahora tiene que convertirse en realidad.