XPxermitan que tome prestado, para parafrasear, el título del artículo publicado por don José Ortega y Gasset (El error Berenguer ) en el diario El Sol del 15 de noviembre de 1930 y que como él les haga notar que aquí Ibarra no es el sujeto del error, sino el objeto, que no se trata de un error cometido por el presidente de la Junta de Extremadura, sino que el presidente de la Junta de Extremadura se está convirtiendo en un error. Vamos a ello, vamos a explicarlo: El 7 de septiembre, el máximo representante del ejecutivo extremeño conmemoraba nuestra autonomía pidiendo a los medios de comunicación, a los colectivos y a los ciudadanos que cejasen en su empeño de enturbiar la imagen de Extremadura. Quienes contribuimos a hablar del paro, del salario inferior a la media española, de los problemas de las familias para llegar a fin de mes o de los proyectos contaminantes, somos traidores a la región. En ese mismo discurso se preguntaba el presidente de la Junta ¿qué pasaría si los trabajadores hablasen mal de su empresa?... Esta comparación entre democracia autonómica (pues de esto se trata cuando hablamos de la libertad de crítica y de opinión) y empresa privada no es nueva en Rodríguez Ibarra y encierra un concepto de nuestras instituciones peligrosísimo porque en democracia los ciudadanos extremeños no tienen una relación empresarial con su comunidad, no son sus trabajadores... Son sus propietarios. La libertad de expresión, la libertad de prensa y la libertad de criterio forma parte consustancial al desarrollo de las instituciones en esa propiedad colectiva que se llama región extremeña. Cuando el presidente de la Junta pide a los ciudadanos y ciudadanas silencio y sumisión confunde el ejercicio público y temporal del poder en beneficio de los extremeños con el ejercicio privativo de éste mientras los electores le sigan votando. El problema está claro: para unos, el carácter público de las instituciones es permanente, para otros ese carácter sólo existe durante las 12 horas de votación electoral, luego pasan a ser propiedad de quienes han ganado las elecciones. El error Ibarra se manifiesta más grave aún cuando ataca a los medios de comunicación que él considera conspiradores y que por disentir u ofrecer una lectura distinta de los hechos a la expresada por el presidente de la Junta, mienten o engañan. Los intereses urbanísticos , la estrategia catalana o simplemente el odio personal son los motivos por los cuales periodistas y medios no trasladan a los ciudadanos y ciudadanas la versión oficial del discurso y cometen el atentado de tener su propia opinión o trasladar la opinión de otros colectivos. Esta posición es particularmente perniciosa para el desarrollo democrático de nuestra región pues introduce un elemento de incertidumbre sobre quienes en la Constitución española están llamados a difundir la información con total libertad: el medio se preguntará si por difundir una información recibirá o no las prebendas del poder, pues ya se ha encargado la Junta de Extremadura de repartir los fondos públicos con total discrecionalidad, arbitrariedad y sin atender a motivos objetivos. Durante los últimos meses el Gobierno regional está especialmente belicoso contra todos aquellos que deterioran, según ellos, su imagen. Las manifestaciones contra la refinería, contra las centrales térmicas, de los agricultores y ganaderos, la petición de gratuidad de los libros de texto, las críticas al modelo de financiación sanitaria, todos son ejemplos de una conspiración contra Rodríguez Ibarra. La delegada del Gobierno, lejos de arbitrar mecanismos para permitir que la libertad de manifestación esté por encima de trámites administrativos, utiliza éstos para prohibir, condenar y multar a quienes salen a la calle para expresar un criterio distinto al de la Junta de Extremadura. Es hora de decir ¡basta! Permitan que les diga que yo no comparto algunas de las opiniones que se expresan en este diario y que algunas de sus informaciones no son de mi agrado, pero tengo algo claro, muy claro: la existencia de un medio de comunicación donde se expresen todas las noticias y opiniones desde criterios periodísticos, donde más allá de los intereses particulares del Partido Popular, del Partido Socialista, de Izquierda Unida o de la Junta de Extremadura primen los intereses de la información en su sentido más amplio, la existencia de un medio así, digo, es fundamental para el desarrollo de la democracia, es el contrapeso necesario a los partidos políticos y al poder y una de las garantías ciudadanas de que las instituciones sigan siendo permanentemente públicas, incluso por encima del error Ibarra.

*Coordinador Generalde Izquierda Unida-Extremadura