Los familiares de los 62 militares españoles fallecidos el 26 de mayo en accidente aéreo en Turquía cuando regresaban de Afganistán ya no contienen su indignación. Un general en la reserva, padre de un capitán muerto en el siniestro, ha llegado a calificar a los responsables políticos del Ministerio de Defensa de "incompetentes que actúan desde la prepotencia y que no asumen sus responsabilidades". En los últimos días, a las familias les han llegado informaciones confusas sobre la posibilidad de que parte de la tripulación del Yak-42 --al menos una azafata, y quizá un copiloto-- estuviesen ebrios. Y por supuesto, no por la vía oficial, ya que los representantes del Ejército español en la comisión turca que investiga el accidente no parece que sigan sus tareas día a día.

Queda por aclarar hasta qué punto estos nuevos datos tienen que ver con la causa del accidente. Lo peor es que se trata de un caso más de desinformación y trato desconsiderado del ministerio a los familiares, que reclaman, aún sin éxito, que los intentos del Gobierno de negar su responsabilidad dejen de pasar por encima de la necesidad de una investigación independiente y de la sensibilidad de 62 familias destrozadas.