TPtues no, parece que nadie, o casi nadie, quiere ir al gobierno... autonómico. Me refiero a lo que está ocurriendo en el País Vasco y, en menor medida, en Galicia. Bueno, precisemos: los independientes de valía contactados por Patxi López para integrarse en el Gobierno que él presidirá le están dando calabazas. Ahí es nada, meterse, en todos los casos contactados ganando bastante menos dinero, en un Ejecutivo directamente amenazado por ETA. Y a ver quién es capaz de criticar tan comprensible actitud: probablemente era eso mismo lo que ETA pretendía con su amenaza, poner una china más en el zapato de López, a quien, entre la oposición política y la sindical-nacionalista (que, por supuesto, también es política), se le complica notablemente la meritoria tarea que tiene ante sí.

En Galicia, aunque por muy diferentes motivos, también podría hallar Alberto Núñez Feijoo dificultades para incorporar independientes a su Gobierno. Y es que la vida pública tiene hoy muchas más asperezas que la privada. Los controles son, afortunadamente, mayores, los sueldos no son para tirar cohetes y el prestigio de la política ha mermado definitivamente.

Una lástima que estas dificultades puedan llegar a ensombrecer la magnífica gestión poselectoral que están haciendo tanto el socialista López --con el concurso impecable del PP vasco-- como el gallego Núñez Feijoo --con la elegancia que muestra el derrotado Touriño--, que merecen formar equipos de primera magnitud. Pero los excesos de los pecadores acaban pagándolos también los justos, y no me negará usted que tanto en la Administración central como en la autonómica y la local, excesos ha habido. Y no pocos, por cierto. ¿Cómo extrañarse de que haya quienes den la espalda a todo ello?