TYta sabíamos que cada persona es única e irrepetible, y ahora lo vuelve a refrendar el científico Fred Gage , poniendo sobre la mesa los genes que nos hacen personas singulares. Cada uno es lo que es y todos somos lo que somos, seres con derecho a dignidad. Esto no es fácil de entender y mucho menos de cumplir. La crisis de moral que hoy sufre el mundo impide tomar razón y poner bases consistentes para que las desgracias dejen de golpear lo más innato del ser humano, su consideración de persona. Los derechos humanos siguen violándose hasta en tiempo de paz y esto habría que atajarlo, puesto que es un fenómeno incomprensible. Es una buena noticia, pues, que el Consejo de Seguridad de la ONU denuncie a los países y grupos responsables de implicar o abusar de los niños durante los conflictos armados, además de pugnar por hacer justicia procesando a los perpetradores y resarciendo a las víctimas.

Hay que avivar la dignidad de todo ser humano por el simple hecho de serlo. Sin moral es imposible. Nadie estará a salvo y estaremos amenazados por lo que producimos nosotros mismos. A los hechos me remito: vivimos cada vez más en el miedo; en el miedo de la locura. Guerras que parecen privatizadas como negocio. Gobiernos que cortan las alas de la libertad. Justicia que si tenemos la suerte de que llegue; llega tarde, mal y nunca. Mil millones de personas sufriendo hambre y el grifo de las ayudas en merma, por una crisis que es de moral sobre todo lo demás. Para detener todos estas calamidades hay que inyectar en vena social, sobre todo a gobernantes y gentes de poder, una buena dosis formativa de conciencia para que se pueda esclarecer el juicio moral en el mundo.

La conciencia moral tiene que ser el espíritu que mueve a las personas. Debe ser como ley de vida, lo que exige responsabilidad y deber, consideración y respeto. Ya en su tiempo, Ortega y Gasset puso en nuestro camino una de sus frases célebres que hoy debiéramos ponernos como deber: "Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos y con el amor los errores de nuestra moral".