Con maletas cargadas de lo indispensable muchos jóvenes salen de sus casas, intentando esconder las lágrimas en los aeropuertos al despedirse de sus familias y emprender una aventura en otro lugar de Europa. Sus Universidades de origen tienen convenios (unos mejores que otros) con aquellas a las que se dirigen para cursar sus estudios dentro del Programa Erasmus, con el que se pretende mejorar la calidad y fortalecimiento de la dimensión europea de la enseñanza superior fomentando la cooperación internacional entre universidades.

EL PROGRAMA fomenta no solamente el aprendizaje y entendimiento de la cultura y costumbres del país anfitrión, sino también un sentimiento y una cultura europea. Es una forma de hacer más cosmopolitas a nuestros jóvenes, favoreciendo los intercambios culturales, el aprendizaje de idiomas que tanto se exige en estos momentos, y sobre todo, que les hace más fuertes, maduros y abiertos al mundo.

EN ESTOS días me he mostrado públicamente en contra de la decisión del Ministerio de Educación por la que anulaba la aportación del Estado a las Becas Erasmus si aquellos que las solicitaban no gozaban ya de una beca general en el curso anterior. Esto, y ya que las familias españolas no gozan de gran bonanza económica, podría suponer un gran varapalo para todos los que ya están fuera y para sus familias, ya que estaban viendo cómo se venían abajo, unos sus ilusiones de un año que no olvidarían en sus vidas, y otros sus planteamientos y esfuerzos económicos para que sus hijos vivieran la experiencia de la mejor forma posible.

FINALMENTE, el Ministerio dio marcha atrás, y esperemos que no vuelvan a la carga el próximo curso, porque la importancia que tiene este programa ha desbordado el mundo académico europeo, siendo reconocido como un elemento importante para fomentar la cohesión y conocimiento de la Unión Europea entre la población joven. Es curioso, que en un mundo en el que las políticas dependen de lo que sucede en el resto de Europa, lo que se recorte sea el conocimiento y fraternalización con esos europeos de los que tanto dependemos.

ESTO ha hecho que se venga acuñando el término "generación Erasmus" compuesta por los jóvenes que serán el futuro, comprometidos con Europa, más cultos, y con una mentalidad abierta, que además de cumplir con sus obligaciones estudiantiles, al término del curso regresaran a la casa familiar siendo más europeos, aunque en el camino hayan dejado lágrimas, nostalgia y desasosiego, pero sobretodo sonrisas, experiencias, amistades, y recuerdos que les acompañarán todas sus vidas.

LA POLEMICA por las ayudas a las becas Erasmus ha revolucionado por unos días el panorama educativo español, y quizá la solución no sea anular las becas, sino administrarlas bien, porque no disponen de las mismas cantidades alumnos extremeños, andaluces, o gallegos. Y es que la cuantía de las becas varía, porque las conforman una parte el Ministerio de Educación, otra parte las Comunidades Autónomas, y otra parte las propias Universidades. Además es palmario que no cuesta lo mismo vivir en Roma (400 euros/mes en vivienda), que en Varsovia, o en un pueblo de Portugal (150 euros/mes en vivienda).

EL GOBIERNO de Extremadura ha dado ejemplo haciendo un esfuerzo al habilitar una partida extraordinaria de 115.000 euros para las becas Erasmus, que se unen a los 125.000 presupuestados, para llegar a los estudiantes que, aun cumpliendo los requisitos académicos, no han obtenido la ayuda en el procedimiento de concurrencia competitiva.