En España eso de tener un hijo arrimado al regazo materno hasta los treinta y tantos años es algo habitual. Alguien ocurrente va diciendo por ahí, seguramente sin ánimos de irreverenciar, que si Jesucristo hubiera nacido en el siglo XXI hubiese sido español, porque pasados los treinta años no tenía oficio conocido y vivía con los padres.

Qué casualidad, lo mismo que el hijastro de Nicolás , un vendedor de cupones de la ONCE. que conozco, que a sus treinta y un años va por segundo de carrera de informática y sigue pegado a la madre como una lapa; y Nicolás, que se casó hace dos años, todavía no sabe lo que es quedarse verdaderamente a solas con su mujer, ni de noche ni de día. Dice Nicolás que de día él pasa mucho tiempo en la calle vendiendo cupones, y de noche el niño se pasa despierto todas las horas estudiando en el ordenador con la puerta de la habitación abierta, y su madre no quiere moverse mucho para no hacer ruidos que desconcentren al estudiante. De manera que Nicolás, que a sus cincuenta y dos años se veía soltero de por vida y sin catarlas, ahora se ve casado, pero no sabe si de por vida, porque sigue sin catarlas y eso no puede ser. Y al niño no se le ven intenciones de salir de casa. Nicolás, para animarle a independizarse, le ha ofrecido su piso de soltero y un puesto de oficinista en la empresa constructora de un hermano suyo. Pero nada, el niño dice que él primero tiene que terminar su carrera y que le agradece lo de las llaves del piso, que ya se las pedirá cuando quede con alguna amiga y necesite un sitio donde poder estar a solas con ella.

Nicolás habla con frecuencia de la buena suerte de su cliente Luciano , un dependiente de farmacia que tiene un hijo de treinta y un años al que le ha tocado una vivienda de 60.000 euros y por fin la criatura se ha ido de casa. Pero Luciano se queja porque no se ha independizado del todo, el niño come a diario en casa de sus padres y de paso lleva la ropa sucia para que su madre se la lave y se la planche. Nicolás dice a Luciano que no se queje tanto, que por lo menos su hijo tiene un piso propio donde estar a solas con alguna amiga durante el día, y sobre todo por las noches.