Una que se considera de derechas y tan políticamente moderada que a menudo tiende a autosituarse más bien en el centro, estima de un tiempo a esta parte, concretamente desde que amenaza un futuro de negros nubarrones populistas, y cada vez más, que uno de los mayores desastres que podrían acontecer en España sería el hundimiento profetizado por algunos y deseado por otros de un partido de izquierda moderado, sensato, patriota, tolerante y democrático como es el PSOE. Y escribe de izquierdas por más que su actual líder se autoproclamase el sábado en el acto en que fue presentado por Susana Díaz como candidato a La Moncloa para el 26-J --tregua por unos días-- como de centro. O al menos a eso sonó para los que conocen historia su apropiación osada o lenguaraz del discurso histórico de Suárez .

Sánchez repitió aquello de "puedo prometer y prometo" y mientras algunos sentirían náuseas y deseos de espetarle sin miramientos: ¡Quita tus sucias manos de mi Suárez ! Otros constatarían, tal vez aterrados, que el intento de adueñamiento del espacio de centro, por medio del ritual de repetición de unas palabras a modo de conjuro, tan solo era la constatación de la renuncia a un espacio de izquierdas que se considera casi irremediablemente perdido.

Muy mal han hablado los de Podemos de la Transición, desde que Iglesias dijo que era un papelillo. Y ahora que los que se autoproclaman en cuanto tienen ocasión la verdadera izquierda, como si esta, por serlo, tuviera que ser amiga de populismos y separatismos y enemiga del esquema constitucional, monarquía incluida, que España se dio a sí misma con el concurso indispensable de comunistas de raigambre como Santiago Carrillo , una considera que no es el espacio de centro al que tiene que aspirar Sánchez . Sino el espacio claro de una izquierda constitucional y por tanto monárquica y defensora de la unidad de España. Porque esa izquierda existe. Y es, o era, la del PSOE.

Y rematadamente mal nos va a ir si se deja engullir por extremismos. Pena que otros partidos también constitucionalistas no lo perciban.