Rectificar ya no es solo cuestión de sabios sino, según parece, una necesidad ante la deprimente situación económica mundial que ha afectado, al principio, a los países ricos, pero que ha acabado siendo devastadora para otros países que nunca han salido de la pobreza. La OCDE, uno de los organismos mundiales que trata de prever el futuro económico en todos los continentes, acaba de revisar, con todos sus matices, sus pronósticos más pesimistas de los últimos meses. Ahora anuncia que la recuperación puede estar más cercana si se confirman algunas tendencias que han observado sus economistas. Sin alegrías, advierte de que la recesión global puede acabar antes de tiempo porque hay países que responden mejor de lo que se esperaba al dopaje del dinero barato, como sucede, sobre todo, en Estados Unidos. Y también en el eje principal de la economía europea: Alemania y Francia presentan síntomas de recuperación, aún lenta y pendiente de confirmación, lo que indica que los mecanismos extraordinarios que pretenden paliar la crisis --tipos bajos e inversión pública-- pueden estar dando los frutos esperados incluso antes de tiempo.

El diagnóstico para España es distinto, aunque sus líneas principales ya eran conocidas: la excesiva apuesta por el crecimiento desmesurado basado en el desarrollismo inmobilario, sin cortapisas de ninguna de las administraciones, va a dejar a España a la cola de la recuperación entre los países de la OCDE.

Quienes lanzan el reproche de que estos análisis de organismos internacionales son demasiado genéricos porque parten de datos globales que afectan a demasiados países y que, por tanto, desconocen la realidad española, deberían consultar también el trabajo --difundido el mismo jueves-- que hace periódicamente el servicio de estudios de las cajas de ahorro españolas (Funcas). Más proximidad a las economías domésticas, imposible.

En esos datos de Funcas se confirma que la actividad económica española este año va mal, que cerrará con un retroceso histórico hasta diciembre, y que en el 2010 tampoco irá a mejor, porque la cifra de paro alcanzará el 20% de la población activa española.

Eso sí, también se aportan datos muy fundados de que las decisiones que se están tomando en España pueden ser indicio de que la salida del pozo es posible, incluso antes de lo que pronostican los estamentos internacionales, y siempre que contribuyan a ello quienes han de marcar un nuevo marco de relación económica. Por información externa y objetiva, que no quede. El Gobierno, los empresarios y los sindicatos han empezado a moverse para recuperar el pacto roto en junio. A todos ellos les conviene mirar más lo que pasa afuera que seguir en su patio particular.