Como decíamos ayer, el señor Sánchez fue un irresponsable por haber convocado las Elecciones Generales de abril a menos de un mes de las autonómicas, locales y europeas. Pero si irresponsable fue obligar a los españoles a pasar por las urnas en tan breve espacio de tiempo, me quedo sin adjetivos calificativos ante el hecho de que otra vez tengamos que celebrar Elecciones Generales el próximo 10N.

Andan ahora buscando culpables de la nueva convocatoria electoral. Si hacemos caso de las palabras que el señor Sánchez dirigía a Rajoy en una situación parecida, y si este presidente en funciones tuviera algo de vergüenza, lo que tendría que hacer es abandonar la Moncloa y si quiere que se lo facilitemos, le dejamos que haga la mudanza en el Falcon. Pero como tenemos un presidente en funciones que le dijo a Mariano que si no se presentaba a la investidura y conformaba una mayoría se tenía que ir, y ahora él, que no ha querido gobernar ni con su «socio preferente» ni con su «Estimado Albert», lo único que hace es aprovechar su reunión con el Rey para, en «prime time», regalarnos con su primer mitin de precampaña electoral.

Pues mire señor Sánchez, el único responsable de que vayamos a una repetición electoral es usted, que tenía muy claro, desde hace largo tiempo, que los españoles no le habían votado como realmente se merece un hombre de estado tan insigne y tan guapo como usted.

La prueba evidente es que antes de reunirse con el Rey, la TV pública española ya estaba organizando los debates.

Debe ser que Ivan Redondo le ha convencido de que usted va a mejorar considerablemente los resultados de abril, ya que los ciudadanos, cansados de pasar por las urnas, van a volver a confiar en los partidos «de gobierno», principalmente en el suyo, claro está. De narcisismo andan más que sobrados.

Sin embargo es obligado que nos preguntemos qué pasaría si los resultados del 10N fueran parecidos a los actuales, puesto que yo creo que, si se presentan las mismas candidaturas que el 28 de abril, vamos a tener, sumando los bloques, unas cifras muy similares. ¿Volvería a decir el señor Sánchez que su socio preferente es Podemos? ¿Estaría dispuesto, ahora sí, a llegar a los acuerdos de Estado propuestos por el PP? ¿Lograría hacer girar otra vez al señor Rivera para apoyar a su estimado amigo? Como vemos, todo volverían a ser interrogantes e incertidumbres, que no es precisamente lo que España necesita en estos momentos.

¿Cómo podría resolverse, pues, ese estancamiento político, si después del 10N, nos encontramos con un Congreso de los Diputados parecido? Se me ocurren dos soluciones:

La primera de ellas pasaría por la modificación de la Ley Electoral (cosa imposible a corto plazo), de tal manera que se mejorase la forma de elegir al presidente del Gobierno y, por ejemplo, se copiara la fórmula que se aplica en los ayuntamientos, donde si no hay mayorías absolutas, se nombra automáticamente alcalde a aquel concejal que hubiera encabezado la lista más votada. Se trataría de poner una solución legal en aquellos supuestos en los que no se consiguen acuerdos de investidura. Y es que yo siempre he considerado que nunca deberían repetirse unas elecciones, ya que eso supone algo así como decirle al ciudadano que se ha equivocado y, precisamente considero que el votante es el único que siempre acierta. Repetir elecciones es una perversión democrática.

Y la segunda y más viable, de cara al 10N, es la de apostar por la seriedad, la responsabilidad y por el interés general de esta España, que cuando está unida es capaz de conseguir grandes logros.

Y precisamente la unidad es la clave de esta nueva etapa. Y esa unidad debe girar ineludiblemente en torno a las siglas ‘España Suma’, propuesta realizada por los populares, pero que debe contar también con todas las fuerzas políticas que defiendan, sin ambages, la unidad de España, la economía de mercado y sobre todo, la libertad del individuo.

Si conseguimos que todos ellos trabajen en pro del interés general de los españoles y se presenten bajo esas siglas, es posible que al señor Sánchez tengamos que agradecerle su narcisismo electoral.

*Exsubdelegado del Gobierno en Cáceres.