TYta sé que no soy nada original, que todos hablan y escriben de lo mismo, pero no me resisto a la tentación de dedicar unas líneas al acontecimiento deportivo del momento, el baloncesto.

Más allá de la hazaña deportiva de esos doce jóvenes capitaneados por José Vicente Hernández , lo ocurrido en Japón es una lección en toda regla para los que pretenden liquidar a esta vieja nación llamada España, llena a rebosar de sabia nueva y joven.

Estos deportistas altos, musculosos, ejemplo de deportividad en todos los aspectos proceden de todos los puntos del país, se han envuelto, como no podía ser de otra manera, en la bandera y han paseado por el mundo y situado en lo más alto del podio los colores nacionales. España lidera el mundo y los españoles salimos a la calle para celebrarlo porque nos gusta demostrar nuestro orgullo con fiesta y jarana. Nadie se pregunta qué somos, de dónde venimos o a dónde vamos. A nadie le importa si nos llamamos estado plurinacional o nación de rancio abolengo, y menos aún nos paramos a pensar si los componentes de este equipo de lujo representan una realidad nacional o un estado federal. Son españoles a secas y representan a España también a secas.

Nuestros chicos de oro no sólo han sido grandes en la cancha, sino en el vestuario, en la concentración del hotel o en la calle. Los hemos visto jugando a la pocha , ese divertimento que utiliza las cartas de una baraja como excusa para afianzar una unión y una solidaridad que a ellos les lleva durando años, desde su etapa de juniors. Por eso, ninguno ha entrado al trapo lanzado por los periodistas de quién es la estrella del grupo, poniendo todos el mismo calificativo, detrás del nombre, el equipo.

XSI UNOx busca la comparación con ese otro deporte de estrellas millonarias y rutilantes, el fútbol, el contraste es insostenible: fracaso en Alemania y gloria en Japón. Ni más, ni menos. El futbol adolece de un terrible mal, el peligroso y contagioso síndrome de los nuevos ricos, una especie de pandemia que se ha extendido convirtiendo a esos deportistas en la síntesis de todos los males que acechan cuando el único poderoso caballero es don dinero.

Y aquí, en la cesta, no ha hecho aparición tampoco la España cainita del Bar§a o del Madrid como desgraciadamente tampoco han aparecido por Japón los más altos representantes del Estado que no han estado y valga la redundancia a la altura de las circunstancias. ¿Dónde estaban los Urdangarín , los Marichalar y compañía? ¿Cuál eran las ocupaciones tan importantes que impidieron a nuestros reales representantes disfrutar con el pueblo llano de las mieles del éxito? Ausencia lamentable y explicación insuficiente. Una lástima que hayan dado una excusa más a quienes añoran las bondades de la república y sólo le ponen un nombre a la monarquía: Juan Carlos .

*Periodista