Por segundo año consecutivo, la economía española aparece en cabeza del informe de la Comisión Europea sobre desequilibrios macroeconómicos. En la primera ocasión, el primero del ranking era Chipre y en la segunda Eslovenia. Aunque nuestro país sea más sólido que cualquiera de los otros dos citados, el hecho de haber obtenido permiso de Bruselas para flexibilizar el objetivo de déficit con dos años de prórroga lo ponía a ojos del Eurogrupo como una economía a vigilar.

La filtración de que efectivamente se va a abrir un expediente a España aparece como la otra cara de la moneda de la mano abierta, una especie de compensación por el trato de favor que supone alejar el objetivo del 3%. Se trata de una vigilancia reforzada de la gestión del Gobierno que preside Mariano Rajoy , al que se le exige que concrete más las reformas anunciadas porque en Bruselas se considera que hay algunos logros en materia de equilibrio presupuestario, pero que por el contrario el trabajo de las reformas estructurales va mucho más despacio.

Es lógico que en Madrid no haya gustado el anuncio, pero se ha limitado a desmentir que Bruselas vaya a sancionar a España, en lo que tiene toda la razón del mundo. Si finalmente el día 29 se abre el expediente, el Gobierno español tendrá dos años de plazo para demostrar su voluntad reformadora, de donde se deduce que sería muy difícil un final con sanción incluida.

La mala noticia trascendió poco antes de que el Eurostat diera a conocer las cifras de la negativa evolución del PIB en la Unión Europea en el primer trimestre del año. La caída del 0,2% de la producción en Francia, que mantiene la misma depresión del último trimestre del año pasado, confirma la entrada en recesión de la segunda economía de la Unión. Este panorama es el que justifica que Bruselas haya autorizado también a Francia a ampliar su calendario de reducción del déficit. Es el máximo gesto de ductilidad de la Comisión en una coyuntura como la actual, lo que no deja de evidenciar profundas contradicciones.

Uno de los motivos por los que España aparece en la relación de las economías más desequilibradas es su alto desempleo, fomentado en buena medida por la reforma laboral en vigor. Pues bien, incomprensiblemente la misma Comisión que reforzará su vigilancia sobre el país es la que reclama otra vuelta de tuerca en la reforma laboral.