Cuando un gobierno de izquierda propone una ley, la derecha la considera mala por sistema. Y cuando es la derecha la que la presenta, la izquierda la rechaza por norma.Y este comportamiento se extrapola a los ciudadanos. Anteponemos nuestras ideologías a nuestros verdaderos intereses. Carecemos de pragmatismo político. En política somos cainitas por naturaleza -ya saben, las dos Españas- y no levantamos cabeza.

Prueba de ello lo tenemos en lo sucedido después de las últimas elecciones generales. Casi cinco meses llevamos sin gobierno porque los partidos políticos no han sido capaces de formarlo. ¿A quién culpar?

El PSOE, partido que ganó las elecciones, es el primer responsable del fracaso. Pedro Sánchez no ha sabido, o no ha querido, ofrecer ni recibir propuestas de otros partidos. Quizá haya pecado de soberbio. Da la sensación de que su pretensión era gobernar solo o convocar elecciones -como así ha sido-. Pero el resto de los partidos no pueden quedar exentos de culpa.

Unidas Podemos por no medir sus pretensiones -al menos en un principio que dejó tocadas para el futuro las negociaciones- y exigir más de lo que le correspondía. Quizá han pecado de ambiciosos. Ciudadanos por ningunear al PSOE. Y por no abstenerse. Rivera se ha alejado del centro y se ha arrimado demasiado a la derecha buscando más votos. Quizá haya pecado de torpe, porque las recientes encuestas le auguran precisamente una pérdida de los votos que ya tenía. El PP ha criticado al PSOE por intentar formar gobierno en coalición con Unidas Podemos contando con la abstención de los independentistas de ERC, pero nunca han ofrecido su abstención para que ello no ocurriera -algo que sí hizo el PSOE con Rajoy-. Quizá han pecado de egoístas.Vox ha sido un convidado de piedra que nada ha podido decidir en este asunto, agraciadamente.

Ahora nos toca reflexionar sobre lo ocurrido y volver a votar. Y visto lo visto, lo mejor es que nos olvidemos de ideologías y cada cual vote conforme a sus intereses personales. Ir a sus intereses es lo que han demostrado hacer nuestros políticos. Eso sí, algunos argumentando siempre que lo hacen por España y por los españoles.

*Pintor.