WEw l presidente de la Junta compareció ayer en la Asamblea a petición propia y abundó en la polémica suscitada a raíz de que el periódico ´El Mundo´ dijera que Rodríguez Ibarra, al día siguiente del atentado del 11-M, puso a disposición del exsecretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, un despacho y un teléfono con el que pudiera hacer gestiones seguras y a favor de los intereses del partido socialista.

Como se sabe, el asunto ha provocado una formidable polémica, con petición por parte de Rodríguez Ibarra de que la Fiscalía del Estado investigara las llamadas hechas ese día desde cualquier teléfono de la Junta que pudieran indicar que Vera lo utilizó y con la presentación --ayer lo anunció desde la tribuna del Parlamento-- de querellas contra el director del diario y el periodista de la Cope Jiménez Losantos.

Desde que ´El Mundo´ publicara el asunto del despacho y el teléfono ese diario no ha aportado --ni ese día ni los siguientes-- ni una sola prueba de que el dato fuera cierto. Esta es la cuestión nuclear de este asunto. Y a la vista de esta circunstancia, de que la raíz del problema es sencillamente un dato del que no ha sido capaz quien lo lanzó de acreditar su veracidad, llevar esta polémica a la Asamblea ha sido situarla a una altura que de ningún modo le correspondía. Ibarra no está obligado a contestar en el Parlamento sobre un chisme que daña su honor pero no su política. ¿Si mañana otro periódico dice que ha sido pillado en un control de alcoholemia, sin aportar, como en este caso, ningún elemento que lo demuestre, también tiene que ser la Asamblea la sede de su respuesta? ¿Está la Asamblea para eso?