En la mañana del 9 de marzo de 2010 me he personado en el Registro Civil de Trujillo para solicitar una partida de nacimiento de una señora que está impedida y por lo tanto no se puede desplazar, por lo que me lo ha pedido como favor.

Cuando eran las 11 de la mañana y entro en la oficina, me atiende una señora corpulenta y la explico que solicito una partida de nacimiento del año 1930 aproximadamente. Su primer gesto es el de un soplido de cansancio y su segundo es la respuesta siguiente: "eso es un trabajo de chinos y yo no puedo perder el tiempo con usted" . Le pido explicaciones, a lo que me contesta: "tengo 20 minutos para tomar café donde yo quiera". Le digo que la espero a que termine sus 20 minutos y por favor me lo busca, ella insiste en que no se va a poner a buscar eso, que le llevaría toda la mañana, mientras tanto atiende a su teléfono privado en reiteradas ocasiones e ignorando mi presencia, hasta el punto que queda por teléfono para dentro de 5 minutos y me echa literalmente del Registro Civil de Trujillo, de manera humillante, hasta el punto que gesticulándome con un bolígrafo e intimidándome con el mismo en la cara me acaba pinchando con él. Tal era mi nerviosismo que ni presté atención, simplemente me fui pensando que si a mí con 32 años me atendían así, cómo atenderían a una señora de 80.

Sin más este es un triste epidodio más del día a día en las instituciones públicas.

M. Pilar Villarejo Caldeón **

Trujillo