La historia del AVE extremeño tiene ya demasiadas muescas, demasiados parones, demasiadas declaraciones de dirigentes políticos. Incluso tiene en su haber la historia de suspense que supusieron los más de seis meses en que estuvo a punto de descarrilar en Portugal.

Al AVE le sobra incertidumbre. En los últimos meses ha habido un avance y se han licitado tramos técnicamente complicados, pero llega con retraso a la espinosa decisión de las estaciones. No ha bastado para Fomento que el presidente de la Junta, con lógico criterio, considerase imprescindible para que no haya retrasos sobre los retrasos que hay se despejaran las incógnitas cuanto antes; que se avanzaran los proyectos y se fueran cerrando los trámites. El AVE prevé tener parada en cinco ciudades de la región. Ninguna de ellas puede afirmar, en puridad, que sabe cómo será y cuándo se empezará a construir. Es lo que más retraso lleva. Justamente lo más complejo. A este paso habrá que ir pensando en añadir una muesca más al rosario de fechas incumplidas.