TEtl estado de alarma ha provocado mucha ídem. Suena fatal eso de estar en estado de alarma. Suena franquista y suena a Reagan . Pero los grupos, salvo la izquierda más izquierda, tras la electoral constatación del general cabreo ciudadano, bordan una labor de hipocresía política y lo apoyan pero lo critican. La gente corriente no sabe a quién hacer caso. Juristas expertos indican que no estaba justificado el alarmismo, juristas eximios afirman que sí lo estaba. A aquella larga reunión del sábado por la mañana acudieron para dar cobertura legal, el fiscal general y el abogado general del Estado, sin embargo ahora parece que el decreto de militarización se redactó el viernes. Usca, ese sindicato elitista cuya cúpula tiene toda la pinta de acabar como cabeza de turco, acusa a Aena de cerrar el espacio aéreo innecesariamente porque había controladores para que los aviones siguieran volando, la fiscalía pide ocho años de cárcel por sedición para los responsables del caos, pero los muy listos se niegan a declarar ante la jurisdicción civil porque están militarizados. En internet circulan las quejas de los controladores que acusan a Blanco de casi todo: de acabar con su estabilidad, de utilizarlos como cortina de humo, de embustero pues ni por el forro cobran lo que se dice por ahí y de esclavista pues hacen turnos inhumanos, van a la torre de control sin haber dormido y a veces tienen que llevarse allí a los niños. Hay quien opina que a ZP le interesa alargar el estado de alarma hasta febrero o más porque a primeros del año próximo nos van a rescatar y así se asegura el no tener que disolver las Cortes. Circulan cartas horribles por la red donde se afirma que Aena está arruinada y que el Gobierno tiene pactos secretos para vender al capital extranjero toda la gestión de los aeropuertos. En fin, al caos le sigue el caos. Para colmo es improbable que alguna vez sepamos la verdad, pues no se volverá a repetir un episodio tan gratificante para el vulgo como el de wikileaks, por más que este haya demostrado que a menudo todo es lo que parece.