TNtuestro texto constitucional en su artículo primero define a nuestro país como un Estado social y democrático de Derecho. Y a renglón seguido queda claro que la soberanía reside en el pueblo español. A partir de ahí se trata de articular un mecanismo de armonización de leyes e instituciones capaces de fortalecer ese estado de Derecho.

La polución en la que está envuelta la política de nuestro país, a pesar de que muchos casos están en sede judicial, está siendo utilizada por gentes mal intencionadas y con pocos escrúpulos que tratan de describir una sociedad corrupta, que despierta poca confianza y al borde no se sabe muy bien de qué.

Creo, francamente que hay que distinguir la esfera judicial, la esfera política, y la esfera de la opinión publicada. Desgraciadamente algunas de ellas con actitudes interesadas. Como abogada nunca entenderé el hecho de los juicios paralelos y, mucho menos, que con estrategias de defensa casi televisadas traten de inculpar a quiénes no están siendo sometidos a procedimiento judicial alguno.

Esto además de una perversión del sistema, es tratar de provocar equívocos en la opinión pública. Este tipo de comportamientos, evidentemente, califican al que los realiza y ejecuta, pero no al resto de la sociedad. Y mucho menos, a muchas gentes que cada día en este país se levantan y se esfuerzan para tirar hacia adelante, a pesar de las graves dificultades.

Entre la opinión publicada, la opinión pública, la ciudadanía, las instituciones y los políticos se producen autopistas de comunicación o incomunicación, según se vea. Lo cierto es que en esta sociedad necesitamos reflexión, sentido común, honestidad, y mucha más transparencia. Y cuando me refiero a la transparencia me estoy refiriendo a la capacidad de los partidos, los políticos, las instituciones y los ciudadanos de comprometerse con la verdad y no convertir en batallas maniqueas comportamientos que obedecen a personas que ya están siendo juzgadas.

XY, POR TANTO,x hay que dejar que, en este caso, la justicia funcione y respetarla al máximo. Porque en este país funciona, aunque a veces una tenga la sensación de algo distinto, sencillamente por el hecho de la lentitud de la misma. Y que tiene mucho que ver con un sistema garantistas como es nuestro sistema judicial.

Cuando observo en los medios de comunicación toda esta trifulca que se monta diariamente entre alguna clase política que es incapaz de cerrar la boca y de trabajar. Al mismo tiempo, valoro y reconozco el esfuerzo de gran parte de la sociedad que diariamente están haciendo un gran esfuerzo para poder sustentar su economía, pagar los impuestos, y ser ciudadanos con ningún tipo de privilegio.

Pues como abogada, ya me gustaría a mí, aunque ya lo dudo, tener esos medios de comunicación que se convierten en abanderados de presuntos delincuentes, metidos entre rejas, en base a qué tipo de estrategias que lo único que están consiguiendo es embadurnar a un país, por el tamiz de personajes que merecen escaso o nulo respeto, porque han perdido gran parte de su legitimidad.

La política, que es el garante de la cosa pública, debe merecer todos nuestros respetos, pero para que ello sea posible tiene que ganárselo legítimamente y para lo cual ha de ser tan transparente que no haga dudar a casi nadie, y desde luego para espantar a todos aquellos que, aprovechándose de esa falta de transparencia, quieren convertir nuestro estado de derecho en un estado mutilado, al socaire de aquellos maledicientes que poco o nada le importa el ciudadano de a pie, el que realmente transforma, se sacrifica y pelea día a día por mejorar este país.