El calendario oficial de Hacienda y su Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) señalaba el pasado día 2 como el de inicio para la presentación, por un periodo de dos meses, de la declaración de la renta y patrimonio de los españoles durante el 2006. Un anuncio formal que queda superado por la realidad: desde marzo hay actividad en las oficinas de Hacienda para liquidar la parte más cercana a la exigencia de los contribuyentes, las devoluciones por exceso de recaudación anticipada, que ya superan las 300.000 peticiones atendidas. Una prueba destacable de que la AEAT despacha con premura los casos más evidentes de sus pagos pendientes, aunque sean de cuantía muy pequeña. El grueso de quienes tienen que ajustar su liquidación hasta el 2 de julio no han de tener muchas dificultades para reunir todos los datos necesarios para cumplimentar su declaración. Los últimos años, cada vez con más precisión, entre la Agencia Tributaria y las empresas que están al corriente de su obligación de aportar datos de trascendencia impositiva, se ha creado un flujo de datos fiscales suficiente que permite que la declaración del IRPF, sobre todo de los asalariados, se pueda calcular de manera instantánea por la AEAT, y se pueda aceptar --o modificar-- por el contribuyente mediante cualquier sistema de transmisión cibernética, desde el teléfono móvil e internet hasta la TDT. El modelo de prestación de servicios de la AEAT debería tenerse en cuenta por parte de aquellas otras administraciones que trabajan con un gran número de sujetos pasivos. La eficacia del superordenador de Hacienda bien merece que se use para mejorar otros servicios públicos.