Se cumplen 15 años del fatídico 11-M, un atentado que conmocionó a España entera y nos quedó el corazón encogido de dolor y tristeza.

Como suele ser habitual en este tipo de aniversarios, se suceden los actos conmemorativos y celebraciones llenas de solemnidad y respeto. Desde mi punto de vista como ciudadano, veo esos actos con especial atención, al igual que a los familiares de las víctimas y representantes políticos, cómo aparecen en escena, unos para reivindicar el atentado y otros para tener un minuto de protagonismo aprovechando esos actos para hacer electoralismo; y no solo eso, que ya de por sí sobrepasa ciertos límites, sino para hacerse reproches y tirarse dardos envenenados entre ellos. Igual que es duro para un familiar subirse a la misma tribuna o ante los medios y soltar cuatro frases de triunfalismo y con el «tú lo hiciste mal y yo lo hubiera hecho mejor».

He de decir, que no todos son iguales y que siempre queda algún político que deja a un lado sus obligaciones y responsabilidades políticas para estar al lado de las víctimas con el corazón encogido.