A la mínima oportunidad han hecho exactamente lo mismo. Han caído en idéntico error. El PSOE tiró el viernes de trinchera y azuzó a la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, usando los mismos métodos que tanto ha criticado. «Por delante de cálculos partidistas, economistas o propagandistas, está la seguridad. El gobierno de Madrid ejemplo de gestión ineficaz e irresponsable. #ProtegemosMadrid». Fue el mensaje que lanzó a través de las redes sociales nada más saberse que el Ministerio de Sanidad rechazaba la petición de Madrid de pasar a la fase 1 de desescalada.

No han aprendido nada. Es lo que decía Jorge Luis Borges, que "hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos". Pues eso, si tanto reparo te da que hagan política partidista de los muertos y de la sanidad en general, procura no hacer lo mismo, predica con el ejemplo, porque al final lo que resulta es que todos son iguales. Es lo que pasa con la clase política de este país, que son máquinas electoralistas y no pueden evitarlo. No pierden la más mínima oportunidad para darle un pescozón al adversario aunque ni el escenario ni el momento sea el más oportuno. No voy a defender aquí al PP porque ha dado sobradas muestras de ir por idéntico camino, pero al final queda un mal sabor de boca, es igual estar de aspirante o campeón, el rin es el rin y hay que salir a dar mamporros. Uno siempre piensa, pecando de ingenuo, que en momentos de calamidad el ser humano saca a relucir su bondad, pero no hay tu tía, a la más mínima oportunidad todo vuelve a su sino, a la maldad y al aprovechamiento de todos los resortes posibles.

Este gobierno está viviendo un auténtico cisma. Cualquiera que estuviera al frente contaría un panorama idéntico. No en vano, tiene que sumar un montón de muertos cada mañana. Pero en este caso, con una mayoría tan exigua, sustentada en un compendio de partidos que poco tienen que ver con España y su gobernabilidad, resulta todo mucho más complicado. El ejemplo lo tuvimos esta semana en el Congreso de los Diputados, con un gobierno acorralado por la oposición y por sus propios socios al que tuvo que salir a socorrer nada menos que Ciudadanos. Ver para creer como dos enemigos declarados acaban por darse la mano.

Los naranjas tuvieron su oportunidad y lo aprovecharon, pero de momento solo ha sido un espejismo. No tanto por Inés Arrimadas, proclive a ocupar la posición centrista que le corresponde y darle así más relevancia a sus 10 diputados, sino por los propios socios del PSOE. El primero Pablo Iglesias, quien no quiere saber nada de Ciudadanos y lo que representa, alejado de sus postulados de izquierdas; y el segundo Esquerra Republicana, a quien espanta la posición españolista de los naranjas en contraposición con su ideología independentista. Resulta que Pedro Sánchez comparte gobierno con los primeros y a los segundos los necesita para aprobar los presupuestos. No veo a Ciudadanos de la mano del PSOE mucho tiempo, si bien es verdad que supondría ocupar un espacio político que, a fecha de hoy, se ha quedado huérfano con las posiciones extremas de Vox y de Podemos.

El caso es que la política tenía una oportunidad de oro para estar a la altura de las circunstancia y, de nuevo, nadie pasó el examen. Cada cual con su cantinela, unos que sí, los otros que no y el PP absteniéndose que viene a ser un sí pero no. Los políticos nada quieren saber del de enfrente y otra vez se toma cualquier escenario, por malo que sea, para competir electoralmente, como si precisamente ahora los ciudadanos estuvieran libreta en mano otorgando apoyos o retirándolos. ¿Nadie ha caído en la cuenta de que quedan más de tres años para unas nuevas elecciones? ¿No son conscientes de lo que pueden cambiar las cosas de aquí al final de la legislatura?

Tiempo habrá de juzgar el comportamiento de cada cual, se esté en el gobierno o se esté en la oposición. Porque es obvio que una desgracia como esta va a pasar factura a todo el mundo. Los muertos no se entierran y se olvidan, y menos si se cuentan por miles. Son causas pendientes que muchos reclamarán cuando todo esto pase.

Nadie previó la que se nos venía encima, ni la trascendencia de este virus dañino que ha sesgado decenas de vidas, ni la escasa capacidad de darle más respuesta que el confinamiento ciudadano. Pero tarde o temprano habrá que evaluar las decisiones adoptadas y las medidas que se pusieron en marcha para evitar males mayores. Ya hay quien dice que, de no haber actuado así, las víctimas habrían sido muchísimas más, pero también hay quien responde que, de haber intervenido antes, se habría evitado parte de la tragedia. Es fácil opinar a toro pasado y también ver el vaso medio lleno o medio vacío según cada bando, pero al final la verdad saldrá a la luz. No me cabe ninguna duda.