El Gobierno de José María Aznar tiene un "compromiso" con Madrid. Así lo expresó Javier Arenas, y lo demostró el propio Aznar en su encuentro con la nueva presidenta, Esperanza Aguirre. El Ejecutivo ve con buenos ojos que Madrid reforme su Estatuto y facilitará más inversiones para la capital: conexión por AVE con todas las capitales de provincia, más carreteras radiales y una sexta ronda de circunvalación. Que Madrid sea el rompeolas de todas las inversiones de las Españas para convertirla en la única gran metrópolis española no es, al parecer, insolidario. Sí lo sería, para el PP, una reforma de la financiación para que otras comunidades dejen de perder competitividad por la diferencia entre su aportación fiscal y las inversiones que reciben.

Madrid también puede reformar su Estatuto, sin que se resienta el esqueleto del Estado. La interpretación que hace Aznar del autogobierno es muy peculiar. Permite las iniciativas de los suyos, de quienes garantizan lealtad a una determinada visión del Estado, y veta, amenaza y condena las de quienes proponen otros modelos. Que el respeto al autogobierno dependa de la fidelidad al Gobierno central convierte la autonomía en pura ficción.