XMxe acaban de dar un panfleto en el que dice que el mundo se acaba, que viene un pedrusco rojo (siempre el mismo color para las hecatombes) más grande que Plutón (yo no sé si Plutón es grande o muy grande, pero el pedrusco debe ser enorme) y que todo lo que está ocurriendo en el mundo es por culpa de la piedra roja. Leo más atentamente (temblando por el miedo) y me dicen que si mi carácter está alterado, algo así como eléctrico, no es por dejar de fumar sino porque estoy siendo atrapado por las primeras ondas electromagnéticas del pedrusco (yo y todos los ciudadanos del mundo, incluida Andorra). El mundo lleva acabándose desde el día en que empezó, como todos nosotros, y eléctricos estamos desde mucho antes de que se inventara la electricidad (menos mal que mi racionalismo me sirve de Valium). Como el panfleto es muy aprovechable, anuncia en letra chica que vamos a cambiar de talante (¡adiós Zapatero !) y que mucha gente se va a beneficiar de ese cambio para hacer negocio (¿las farmacias?). Yo no sé ustedes, pero me lo creo. Me creo estas cosas porque, entre otras cosas, da igual creerlas o no creerlas, total el día después del pedruscazo no va a haber nadie que nos pida explicaciones. Me las creo porque de alguna forma deberemos desaparecer con talante o sin talante. Y me las creo porque de alguna manera debemos explicar el fenómeno de los hermanos Matamoros o el de las escasas medallas olímpicas en judo.

El folleto viene desde Portugal y ahora recuerdo que nuestra Carolina Coronado ya había hablado de otra piedra roja que venía de Portugal, un año en el que nevó en verano en Gévora y las adelfas no florecieron, como ahora. Por eso me lo creo.

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala