Mientras Bush sigue conminando a la ONU, la estrategia imperial norteamericana causa estragos en Europa, fracturada en dos bloques antagónicos con una intensidad de escasos precedentes. Ese ambiente prebélico y de forcejeo diplomático produjo ayer un auténtico diálogo de sordos entre Chirac y Aznar en París. Las debilidades morales y jurídicas de EEUU y de sus aliados, Gran Bretaña y España, socavan los cimientos del orden internacional, de la UE y hasta de la OTAN. El poderío norteamericano es tan avasallador como agresivo el unilateralismo de Bush, y todos los líderes europeos hallan dificultades crecientes para asumir una posición inequívoca en favor de la paz, pese a las movilizaciones populares. Entre un Chirac que desea evitar a toda costa ejercer el derecho de veto en la ONU, de consecuencias catastróficas para Francia, y un Aznar que emula las reflexiones de Blair a favor de la estrategia de EEUU, la convergencia parece imposible.

La factura de la quiebra de la cohesión europea crece día a día, y si Blair afronta en Londres una rebelión de diputados laboristas por su apuesta por la guerra, Aznar ha logrado por lo mismo unir en Madrid a toda la oposición en su contra.