España se merece un gobierno que no le mienta son palabras del añorado Rubalcaba al que debemos también la exitosa acuñación de Gobierno Frankenstein. Ese gobierno se consideró por los optimistas como un delirio, lo mismo que el Brexit de los fanáticos. Hoy el delirio es un hecho. Por eso a muchos ingenuos no nos queda más esperanza que la de que todavía perviva en el PSOE un porcentaje suficiente de izquierda culta, no como Lastra y sensata, no como Montero. Y eso es árnica para nuestra desesperación cuando oímos a Page, a González o, por ejemplo, el otro día a Guerra.

Claro que, pobres de nosotros, debemos de formar parte de esa derecha terrateniente y cutre de la que hablaba el otro día un eximio sindicalista, a la que nos parece un hecho incalificable y provocador de la náusea más sartriana, el caneo infligido por la fuerzas del orden a los manifestantes de las organizaciones agrarias en Don Benito, con la aquiescencia -quién calla otorga- de Vara, el ministro de Agricultura y la delegada del Gobierno. Evidentemente que las citadas fuerzas no están para repartir caramelos, pero, cuando España toda presenció a los salvajes encapuchados quemando Barcelona, invadiendo aeropuertos y estaciones, cortando carreteras y árboles a su antojo con una violencia temeraria e intimidante y la orden de Interior, coordinada exquisitamente con las autoridades de la Generalitat, era no cargar para evitar males mayores, resulta un imperativo categórico calificar la sensibilidad de este gobierno progresista como la de un berberecho.

Una, que a veces es muy cuca, piensa si todo este echar a los versos sueltos del PSOE a hablar a las cadenas críticas con este gobierno, no será también estrategia de Redondo o de cualquier otro estratega insigne. Nos mandan a los dinosaurios a que nos contenten diciendo lo que queremos oír, mientras en el aparato de propaganda que aúna a la prensa afín y la televisión todopoderosa se camufla el escándalo de Ábalos, se llama rectificación a la falta de criterio y se justifican como diálogo las cesiones irremediables. *Profesora