Estoy leyendo EL PERIODICO EXTREMADURA que ritualmente compro a diario. Siempre me voy primero a la sección de Cartas al director, luego leo el horóscopo y me dice que hoy tendré un buen día.

Cuando vuelve mi mujer de la compra salgo a ayudarle y me encuentro una factura del taller de la reparación del coche, que me han echado bajo la puerta. Antes, mi hija, me había dejado una nota: "Papá, el calentador está estropeado".

Mi mujer me dice: "Hoy podías montar el belén y así te relajas".

Manos a la obra. A medida que voy colocando cada figura, pienso en el magno acontecimiento acaecido hace más de dos mil años. El relato es bellamente poético. En realidad, la Biblia está plagada de narraciones llenas de poesía. Al ir a colocar la estrella, me encuentro que está rota. Saldré y compraré otra. Pero..., pensándolo bien, mejor no, este año no pondré estrella. Y teorizando me meto en la espiral: "Debe ser por el cambio climático, que hasta los astros andan desorientados. Aquella estrella que señaló el pesebre más pobre, ahora no acierta a posarse donde radica la pobreza. No sabe de techos de tablas y cartón. No sabe de moscas y mocos... Sí sabe de luces de colores preparadas para escenas, de mesas repletas de comida, de candelabros de oro y en las mesillas de noche, las pastillas del colesterol. También sabe de las plazas romanas y de las calles del mundo, donde la verdad se pasea en lujosos cochazos negros en nombre de la caridad".

Cosas de la vida. Yo calmo mi conciencia, felicitando con tarjetas benéficas o comprando un bolígrafo solidario para que otros niños tengan reyes, así no tengo nada que reprocharme; y hasta el año que viene si vivo. Cuando pasen estas fiestas, los escaparates estarán vacíos y los contenedores llenos. Y vuelta a la rutina. Por los telediarios me enteraré que el tornado Félix --o el nombre que quieran darle-- ha arrasado los débiles poblados de los desheredados de la Tierra. Y el presentador de turno reseñará que sus casas no eran de cemento .

Esta noche me acostaré prometiendo. Mañana, me levantaré no cumpliendo. Ya no creo ni en los horóscopos ni en las estrellas.

José Gordón Márquez **

Azuaga