TNto creo que el último objetivo de la creación europea sea lograr un bloque uniforme, compacto y regular que defina y limite las condiciones para estar en el club con todo derecho. Europa es más que mantequillas, euros, fondos de cohesión y monumentos. Europa es memoria también y realidad. Memoria de unas tierras en las que convivieron civilizaciones y culturas (incluyendo su dimensión bizantina y sus raíces musulmanas) y memoria de un gran fracaso histórico con genocidio incluido cuando su definición pasaba por la hegemonía y el monolitismo. Europa es realidad multicultural y multirracial. Es un horizonte que se inicia en las tierras del Gran Norte, pasa por el mestizaje de Londres, París o Barcelona, llega hasta las cálidas tierras del sur que limitan con el Sahara o Argelia, y se extiende desde el mar abierto en Lisboa hasta las llanuras siberianas (si no más lejos).

Europa hoy es color, sabores de caña y mijo, olores que hablan de trabajo y fiesta, lenguas que se hablan más con el corazón que con el diccionario, y lágrimas negras, lágrimas dulces, lágrimas amargas de distancia y desconsuelo, lágrimas grises de persecución y añoranza, y sonidos de trineos, de maestros clásicos, de sones y guarachas, de ritos ancestrales y mares aterradores que amenazan con la noche eterna a quienes se empeñan en ser europeos con el beneplácito de las gaviotas.

Una Constitución que ignore memoria y realidad, será letra mojada. Una Europa que se construya con exclusiones no será la que se enriqueció con el éxodo de sus hijos desfavorecidos hacia América. Por esta razón creo que el debate europeo debería dejar a un lado los tecnicismos y centrarse en defender esta realidad.

*Dramaturgo