TEtl divorcio se ha consumado. El Brexit ya no es una hipótesis y sus efectos más inmediatos han empezado a notarse. Al día siguiente de adoptar su decisión de abandonar la Unión Europea, los británicos ya eran un 9 por ciento más pobres y los mercados internacionales sintieron el temblor que provocan aquellos hechos que, a priori, parecen poco probables.

Las consecuencias más a largo plazo son todavía difíciles de predecir y están inexorablemente ligadas al esfuerzo que hagamos todos los europeos que aún queremos permanecer dentro de la UE para defender y engrandecer este proyecto apasionante de ser más fuertes en base a la unidad.

La historia nos da múltiples ejemplos de que cuando se convoca un referéndum, los votantes raramente se centran en lo que de verdad está en juego y en esta ocasión, las ideas reduccionistas, los prejuicios y las emociones viscerales vencieron al pragmatismo, entre otras cosas, porque el pragmatismo carece de esa retórica apasionada e incendiaria que hincha los argumentos más radicales y los convierte en un producto atractivo y de consumo fácil y rápido.

De nada sirve llorar sobre la leche derramada. La victoria del Brexit no puede ser sino una llamada al trabajo y al compromiso de los 27 países que permanecemos en la UE y que estamos obligados a extraer de este desenlace las lecciones necesarias para que el proyecto se consolide y, si hace falta, se reinvente para avanzar definitivamente hacia una mayor integración.

Europa está tan presente en nuestras vidas como lo están las carreteras por las que circulamos, los centros de salud, los colegios o los hospitales. Está presente en la vida de nuestros campos. Está presente en esos miles de jóvenes Erasmus de Madrid, Coimbra, París, Florencia, Brujas, Colonia o Helsinki que mañana y dentro de 20 años seguirán construyendo lazos, con hijos que crecerán con la mente abierta a un mundo lleno de oportunidades.

Es momento de ocuparnos de que esa presencia real sea percibida. Hay que generar conciencia de Europa y construir un espíritu europeo fuerte. Tenemos muchos lazos y el futuro de este proyecto sigue siendo brillante. Si decidimos que así sea, llegaremos muy lejos, unidos y europeos.