Una pertenece a una generación viejuna. Esa generación que veía en familia Eurovisión. Y ahora, envuelta en nostalgia, recuerda aquella tele en la que, terminada la emisión, aparecía la carta de ajuste y significaba que aquel día se nos había hecho muy tarde y qué mayores éramos. Una vio el festival en una época que para los jóvenes se remonta más allá del Pleistoceno. Años y años en un piso de largo pasillo, después de una cena familiar como todas pero más porque era fin de semana. Vio o cree que recuerda que vio a Conchita Bautista bailoteando algo que hoy por educación o por prejuicios le produce vergüenza ajena. Sabe que vio a Raphael y a Julio Iglesias y a Massiel y --otra vez vergüenza ajena-- a Salomé , y se le mezcla el color con el blanco y negro, tal vez por las veces que luego han repetido aquel convulso Vivo cantando en turquesa refulgente. Rememora el Eres tú de Mocedades y el sofocón de Betty Misiego , con un moño tan apretado que las cejas le llegaban a la nuca. Recuerda aquel pasaporte a Dublín, donde cree que cantaban desde Rocío Jurado a Nino Bravo pero no puede asegurarlo y ustedes perdonarán este collage músico melancólico. Más tarde las walkirias de ABBA se hicieron con el cetro merecido por su magnífica música, demostrando que entonces Eurovisión era algo a lo que merecía la pena atender.

Han transcurrido tantos años como para haberlo dejado pasar casi sin una mínima información. Lo que mejor recuerda de los años posteriores es aquella Operación Triunfo y la celebration de Rosa que no alcanzó la gloria apetecida. Desconectada hace mucho de ese programa que ahora cuenta con varias semifinales, aún le suena que algún español cantó allí algo pequeñito y singing in the rain .

Desde hace una semana, entre zapeo y zapeo, atisba a una joven con movimiento de piernas resbaloso entre San Vito y twist, vestido de lentejuelas y botas montañeras. Tiene nombre de reino árabe y es la flamante representante española. Cantando en inglés en Eurovisión. Para demostrar que la tontería y el complejazo en este país nuestro no tiene límites.