WEw l Consejo Extraordinario de Gobierno de la Junta, que ha tenido reunido a sus integrantes durante tres días en Mérida ha concluido con el anuncio de que "la segunda transformación de Extremadura" --una de las ideas básicas sobre las cuales giró tanto la campaña electoral de Guillermo Fernández Vara como su discurso de investidura--, cuenta ya, en lo que se refiere al capítulo de infraestructuras, con un presupuesto y un plazo: 19.250 millones de euros en los próximos 8 años. Según el presidente, dotar a la región de más autovías, más centros educativos, culturales y sanitarios, más instalaciones de depuración de aguas, mejores sistemas de aprovechamiento y eficacia del agua en la agricultura, planes de recuperación del patrimonio, más viviendas protegidas, más polígonos industriales, etc. saldrá en sus dos terceras partes de los presupuestos de la comunidad (12.350 millones de euros) y el tercio restante (6.900 millones) del Estado, para lo cual entablará una negociación con el Gobierno, situando esa cantidad "de partida".

Este es uno de los puntos en que flaquea el plan: si necesita de la contribución del Estado, pero esa contribución no está asegurada sino sujeta a negociación, no es fácil desembarazarse de la incertidumbre sobre si finalmente el Gobierno asumirá ese compromiso con la región. Por mucho que Fernández Vara avanzara ayer que la aportación estatal para acometer esa transformación podría estar incluida en el texto del nuevo Estatuto, como forma de enfatizarlo y de asegurar esos fondos, su inclusión en la nueva norma sería después de sellar el acuerdo y solo actuaría como recordatorio del mismo y garante a posteriori.

El Consejo de Gobierno ha hecho el esfuerzo de sacar las cuentas sobre lo que costará lograr eso que el presidente Vara llama "un escenario despejado" para la región en las dos próximas legislaturas, escenario del que se derivará el crecimiento económico y el del empleo. Sin embargo, al jefe del Ejecutivo regional le faltó ayer concretar lo discutido, darlo a conocer a la opinión pública. No es suficiente razón para no hacerlo el reservarlo para las reuniones que mantengan con los interlocutores sociales, porque dichos interlocutores, a la postre, no son más que representantes --no políticos, pero sí sindicales, empresariales, etc.-- de los ciudadanos, que son los que se beneficiarán, y pagarán, los nuevos proyectos. No haber concretado en razón de una cortesía difícil de entender --porque haberlo hecho no impedía la negociación posterior-- no aclara las dudas que sobre su contenido puedan tener los extremeños. Ejemplo de ello son las infraestructuras viarias incluidas en el plan. De ellas, Fernández Vara dijo solo que se contempla la posibilidad de transformar en autovía las carreteras con una densidad de tráfico superior a los 10.000 vehículos diarios, y en vías rápidas las que superen los 5.000. Pues bien, entre las primeras están las carreteras Cáceres-Badajoz, Zafra-Fregenal y Navalmoral-Portugal, cuya transformación en autovía ya se contempla con anterioridad al Consejo Extraordinario de estos días. ¿Significa que el coste de las mismas está incluido en el montante global anunciado o no? ¿Significa que las carreteras Olivenza-Don Benito, Badajoz-Villanueva del Fresno o Cáceres-Villanueva de la Serena, con densidad superior a los 5.000 vehículos diarios, se transformarán en vías rápidas? No poder contestar a estas preguntas convierte el Consejo Extraordinario sobre todo en una reunión de expectativas, de espera, más que de planes, de compromisos.