TEtl lunes, la sala del Eurobuilding que acoge habitualmente las conferencias del Club Siglo XXI se quedó pequeña para todos los que por morbo o interés querían oír a Aznar . Se habilitó otra. Allí compartieron primera fila Ana Botella, Soraya Sáenz de Santamaría, Jose Manuel Soria y Zaplana en foto sonriente del ABC. Horas antes se auspiciaba que la presencia de los actuales mandamases populares iba a ser exigua, aunque tres veces escuchamos a Floriano anunciar que "yo como pueda, voy". Al final, la vicepresidenta y mano derecha de Rajoy acudió, tal vez como hábil concesión a los nostálgicos. Lo que oí del conferenciante fue más de lo mismo en su habitual toco monocorde pero enfático o llámenle ustedes autoritario. Mucho ataque a la izquierda, sin concederle un solo logro, instrucciones de cómo debe interpretar la mayoría absoluta el señor Rajoy y bastante doctrina sobre las reformas de "alta intensidad" que necesita el país, además de una apelación al deber que él tiene de decir estas cosas aunque duelan. No voy a juzgar las intenciones del personaje. No dudo de su patriotismo. Sí de su oportunidad. Y aunque sus palabras acerca de que el progreso de una sociedad "...no se mide por la dimensión ni por el gasto de las Administraciones. Se mide por la estabilidad de las cuentas; por la tasa de paro; por la calidad de la educación; por la pujanza de las empresas; por la viabilidad de las políticas de cohesión" me parecen acertadísimas, creo que es ceguera, algo de soberbia y mucho de deslealtad insistir en que el actual gobierno no lo hace, sin reconocer sus dificultades, y aquí estoy yo porque yo lo valgo.

El mismo lunes, con mucho menos morbo y amparo mediático, Zapatero , quien se ha comportado con más empatía y tal vez responsabilidad con su sucesor en el cargo que el predecesor de ambos, acudió en honor de Moratinos a la Casa del Lector. Y, paradojas de la política, el del talante puede haberse vuelto más incómodo para Ferraz que para Génova. De su sede no había nadie. Pero Chacón sí. Y es que hay gestos que valen más que mil conferencias.